Sombreros para toda Asturias e Hispanoamérica
Calle Oriental. La Sombrerera producía medio millón de sombreros al año y fue visitada tres veces por la familia real en sólo 50 años
Quizás en esta calle no podamos alardear de muchos secretos o, mejor dicho, de que estos cuenten con temáticas variadas y casuísticas diferentes, pero de lo que podemos estar seguros es de que quienes no sean vecinos de La Calzada se sorprenderán. En esta vía transversal de 238 m, que une la avenida Argentina con la calle Brasil estuvo durante más de medio siglo una de las industrias textiles más importantes del norte de España.
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En 1901, Félix Costales García-Jovellanos fundó la Fábrica de Sombreros de Gijón, conocida por todos como La Sombrerera. Ocupaba la superficie comprendida actualmente entre las calles San Salvador, Oriental, Uruguay y la excepción de una parcela triangular que linda con la calle Brasil. Era una fábrica de planta rectangular, de 7.300 m2, definida arquitectónicamente por un perímetro construido de sólo una altura y contaba con un gran patio donde había otro cuadrilátero edificado con patio y una portentosa chimenea en medio. Es decir, era un rectángulo con un cuadrado dentro y grandes patios, por tanto. La entrada principal estaba frente a la calle Simón González, en el mismo lugar que se hizo el centro de salud. La Sombrera cesó su actividad en 1954 y fue derribada en 1988.
Hechas las presentaciones: vamos con los importantes secretos que esconde. En el momento álgido llegaron a trabajar más de 200 personas en la Fábrica de Sombreros, hombres, mujeres y niños, sin excepción. Las condiciones laborales estaban así de normalizadas en 1913 y eran para todos sin entender de sexo ni edad: 10 horas y tres cuartos, los sábados se trabajaba «solamente» 9 horas y el domingo, algo es algo, se descansaba. Eso sí, los hombres cobraban tres veces más que las mujeres y los niños por hacer el mismo trabajo y durante el mismo tiempo. En 1913 era la factoría textil más empleadora, con 132 trabajadores. En la década de 1920, el director de la fábrica era Julio Paquet.
Entre 1916 y 1922 se producía medio millón de sombreros al año en esta fábrica de la calle Oriental: unos 350.000 de fieltro de lana, y unos 150.000 de fieltro de pelo, es decir, fabricaban una media de 1.500 sombreros al día, que se vendían en tiendas de toda la región y hasta llegaban al otro lado del charco a través del lucimiento de los indianos que los portaban. Amanecía turbulento el 25 enero de 1917 ya que en un pabellón de confección se produjo un violento incendio que se extendió a los almacenes abarrotados de sombreros, lo que conllevó unas grandes pérdidas. En la Revolución de Octubre de 1934 fue atacada la fábrica por algunos huelguistas insurrectos y tras la Guerra Civil fue empleada como cárcel.
Visitas memorables
En marzo de 1905 y en septiembre de 1914 visitó La Sombrera el mundialmente conocido mago y transformista Leopoldo Frégoli porque allí trabajaban compatriotas italianos que llegaron a hacerle un sombrero modelo Frégoli. Alguien popularmente tan querido como la infanta Isabel de Borbón, «La Chata», es decir, la tía del rey Alfonso XIII, también estuvo en la calle Oriental visitando la Fábrica de Sombreros. Cuando el príncipe de Asturias vino a la Feria de Muestras, en agosto de 1925, acudió a La Sombrerera, se le brindó un vino español y le regalaron un sombrero. Exactamente igual se hizo ante la visita del infante Jaime de Borbón en 1929 junto con la condesa viuda de Revillagigedo, Rafaela de los Ríos-Enríquez, y sus hijas.
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Huelgas frecuentes
La Sombrerera no se escapó de padecer huelgas cercanas en el tiempo ya que, como se ha dicho, las jornadas laborales no eran muy satisfactorias ni tampoco los precios de confección. En mayo de 1912 se pusieron 90 trabajadores en huelga; en septiembre de 1914, los trabajadores sindicados en Solidaridad Obrera cesaron sus funciones por estar en contra del encargado de los talleres; en abril de 1919 hicieron lo mismo los operarios de la sociedad El Fieltro a causa de los salarios. En 1931 hicieron otra huelga solidarizándose con los trabajadores de la fábrica de Laviada.
Vivienda obrera
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Dentro del habitual paternalismo industrial que caracterizaba a las grandes fábricas: en 1902 se construyeron las llamadas «Casas de La Sombrerera» en esa manzana estrecha bordeada por las calles Oriental, Simón González, Perú y Rufino García Sotura. Estas 9 casas con bajos comerciales y dos plantas más fueron derribadas en septiembre de 2004 para hacer los edificios existentes. En la esquina de enfrente del centro de salud había un bar que daba desde desayunos y bocadillos hasta su especialidad de callos caseros.
Otros usos
La mayor parte de los vecinos de La Calzada lo que recordarán, porque es lo que vivieron, fue el inmutable edificio fabril pero ocupado por otros negocios como Talleres Mecánicos La Calzada, la fábrica de baldosas Bachiller o la empresa Artículos para Fundiciones e Industrias.
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Más secretos de la calle Oriental
¿Sabían que en la fila de casas de La Sombrerera hubo un cuartelillo de la Guardia Civil frente a la calle Rufino García Sotura? Por cierto, y de ahí el nombre, aquí estaba la academia Jovellanos, de Rufino García Sotura, a quien se le dedicó esta bocacalle porque allí perdió a su hijo, víctima de la explosión de una granada en la Guerra Civil. A lo largo de la calle Oriental se hizo el primer colector de La Calzada y, precisamente, ante la puerta de La Sombrerera hubo un escandaloso escape de agua. La calle dedicada a Gabriela Mistral es porque ella ganó el premio Nobel de Literatura en 1945, siendo la primera mujer iberoamericana en hacerlo, aunque su nombre real es Lucila Godoy.
Estamos deseosos de conocer más secretos, curiosidades y anécdotas de La Calzada que se nos escapen, no duden en hacérnoslos llegar. ¡Nos vemos en las calles!
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