El sector turístico logra llenar en la primera Semana Grande con mascarilla y sin Fuegos

No habrá espectáculos pirotécnicos el 14 y 15 de agosto. No habrá grandes convocatorias musicales estos días. Pese a ello, Gijón tendrá lleno turístico en su primera Semana Grande con mascarilla. Y sin Fuegos.

Intentar reservar habitación en la ciudad este fin de semana o el próximo es muy complicado. Y caro. Con un 98% de ocupación en ambos fines de semana, las opciones se reducen hasta el punto de que hay pensiones que piden 200 euros por noche para una habitación doble. La máxima categoría de la ciudad, los hoteles de cuatro estrellas, está al completo. Como el verano pasado, en el que la pandemia de la COVID-19 era algo inimaginable.

En la central de reservas Booking, especializada en establecimientos oficiales, se llega a ofrecer hoteles de otros concejos, como Castrillón, para los viajeros que buscan alojarse en Gijón. Airbnb, la central de reservas de alojamientos que particulares alquilan como turísticos, va un paso más allá: además de advertir de que Gijón está al máximo de su capacidad durante la primera quincena de agosto, oferta como alternativa de alojamiento furgonetas amuebladas. Por 117 euros al día.

«Las tres primeras semanas de agosto tenemos muy buena respuesta del público», confirma la hotelera Beatriz Cimadevilla. Su establecimiento tiene lleno esta Semana Grande, porque «agosto, al final, siempre es agosto, el problema es que no desestacionalizamos». Lo dice porque pese a que cerrará el mes con un 60% de ocupación, «para septiembre estamos en un 23%», una tasa incompatible con la rentabilidad necesaria para mantener los alojamientos abiertos.

Un bajo porcentaje de ocupación a un mes vista porque, como apunta Cristina Cueto, propietaria de Apartamentos Turísticos Capua, «este año las reservas son muy de última hora». Con los precios congelados, «igual que el año pasado», el lleno se ha conseguido «con estancias más largas», sin evitar que, como explica Adela Vincelle, «hayamos tenido muchas cancelaciones».

Dirige Vincelle un hotel de dos estrellas en el que «estamos trabajando mejor de lo que esperábamos», debido a las restricciones obligadas por la crisis sanitaria. Su establecimiento cuenta también con servicio hostelero y terraza, «en la que hemos incrementado la limpieza. Desinfectamos las mesas tras cada uso».

Una oferta, la hostelera, que también está descubriendo «una buena respuesta del público, tanto en julio como en agosto». Lo dice el vicepresidente de la patronal Otea y fundador del mayor grupo hostelero de la ciudad, Javier Martínez. «Estamos viendo que el público viene a nuestras instalaciones y consume. El que sale, gasta», aunque las restricciones de espacio y horario hacen difícil «que muchos se mantengan».

En ese sentido, Martínez tiene claro que «el límite horario que nos han impuesto, para terrazas y locales, nos hace mucho daño. Cerrar una terraza a la una de la madrugada en Semana Grande, con la ciudad llena de gente y de turistas, no tiene sentido».

Por ese motivo, en la reunión que mañana mantendrán con Delegación del Gobierno y Principado, Otea volverá a exigir «ampliación del horario y de las ayudas a los ERTE, ya que, con las limitaciones, para muchos es imposible abrir o mantener empleos en sus locales». Y pone como ejemplo los empleos del ocio nocturno. «Si hay que cerrar a la una o a las dos no hay posibilidad de lograr rentabilidad». Sobre la mesa, petición de ampliar horario «aunque sea de forma excepcional durante las fiestas».

Una posición que comparte Óscar Gavino, presidente de Unión Hostelera. «El limite horario no tiene sentido y, sin embargo, perjudica muchísimo. Que no se pueda utilizar una barra a partir de las doce no se comprende. Lo mismo pasa con las terrazas».

Los ingresos, explica, han caído respecto al año pasado «un 40% de media, aunque puede llegar al 50% en el caso de los establecimientos que no tienen terraza». Asegura Gavino que el acceso a los locales «aún es difícil. Muchas personas tienen miedo a entrar y prefieren quedarse en la terraza», por lo que reivindica en consecuencia ayudas «directas para el sector».