Los transparentes de la ilusión
Los paneles de EL COMERCIO eran la forma más rápida de enterarse de los números premiados en el sorteo de la Lotería
Viernes, 23 de diciembre 2022, 00:31
Corrida arriba, Corrida abajo, hace hoy justo un siglo Gijón presentaba un inusual aspecto de «día de toros». Así definió EL COMERCIO el guirigay formado ... por el gran número de curiosos ilusionados que se apostaron frente a los transparentes de nuestro diario para comprobar si la suerte había llamado a su puerta en el día del Sorteo de Lotería de la Navidad. «Hay en la concurrencia elementos de todas las clases sociales», dijimos al día siguiente. «Una mujeruca, arrebujada en su manta, le dice a otra, en cuya punta de su nariz cuelga una lágrima: '¿Tú viste qué frío, muyer? Y a pesar de eso, ¡qué xentíu! (...) Venía de misa de nueve, de San José, y vi tantu rebumblu en la calle Corrida, que piasmé. Después dime cuenta de que era el día de la lotería'».
La conversación pudo ser real, aunque tiene todos los visos de ser una de aquellas 'Charlas Populares' que salían de la pluma de Alfredo García, nuestro 'Adeflor'. Ni la una ni la otra, en realidad, «venían de misa, ni Nuestro Señor Jesucristo que lo fundó. Solo el incentivo de conocer los números premiados las sacó de casa». Verdadera o no, aquella charleta nos habla mejor que ninguna otra cosa de la ilusión que cada 22 de diciembre se vivía frente a los transparentes de EL COMERCIO y en los momentos precisos en que se descorrían las cortinas para mostrarlos.
Claro que, al parecer, siempre acababa la cosa en desilusión. «¡Esto ye un latrociniu!», cuenta que gritaba uno. «¡Y el añu que vien, diremos lo mismo!», el otro. La ilusión, intacta a pesar de todo: «Esi neñu de EL COMERCIO, que anda en el telón de los números, paez que ahora vien más contentu. ¡A ver, a ver!» Resultó que aquel año, 1922, el Gordo tocó en la fábrica de aceros. «Al conocerse este pedazo de suerte para Gijón» -salió a medio millón de pesetas para compartir- «el 'aaah' de los desagrados anteriores se trueca por un sincero y sencillo ¡ah! de satisfacción. ¡Y ninguno de los que así se expresaban eran los agraciados! ¡Aún hay multitud que no se duele del bien ajeno! ¡Un premio espiritual, que buena falta hace!» Sí que se agradecía, sí, señor.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión