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Procesión en Castiello en honor a San Miguel. FOTOGRAFÍAS: PALOMA UCHA

Los vecinos echan el cierre a las fiestas de San Miguel

La procesión y subasta del gallo animan la jornada en Castiello y Pumarín baila al ritmo de la Agrupación Artística Gijonesa y Assia

ÁNGELA RODIL

GIJÓN.

Lunes, 1 de octubre 2018, 01:31

Los vecinos de Castiello y Pumarín echaron ayer el cierre a las fiestas de San Miguel, con una programación cargada de ocio para todos los gustos y públicos: actuaciones musicales, variedad de puestos artesanales, comilonas y actividades y juegos para los más pequeños.

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En Castiello «la corderada fue todo un éxito», destacaban los vecinos, satisfechos con el desarrollo de los festejos. Más de doscientas personas se reunieron ayer para disfrutar del buen yantar. La corderada puso el punto final a la festividad, aunque durante toda la jornada vecinos y quienes se sumaron a la fiesta pudieron disfrutar también del primer mercado tradicional organizado en la parroquia.

La misa, celebrada en la capilla, precedió a la procesión que bordeó a su paso el lugar acompasada por el grupo de gaiteros Los Gascones, que también se encargó de amenizar la sesión vermú con todo tipo de canciones, adaptaciones de temas modernos incluidas, que contagiaron de ritmo a los allí presentes, que no podían evitar bailar. Además, se sorteó un gallo «muy hermoso», destacaba un miembro de la asociación. Después llegó la corderada, con la que se recuperaron fuerzas.

En Pumarín tampoco se quedaron atrás con las celebraciones. A mediodía el grupo Da Silva se encargó de poner ritmo a un vermú con mucho ambiente.

La Agrupación Artística Gijonesa, en activo desde 1957, fue la encargada de amenizar la tarde durante hora y media con actuaciones llenas de canto y bailes, como las sevillanas que inauguraron el espectáculo. «Lo hacen con mucho arte», se escuchaba entre el público. Durante todo el día los más pequeños pudieron disfrutar también de un sinfín de atracciones para todos los gustos: acuáticas, el tiovivo, camas elásticas y hasta los coches de choque de toda la vida. También hubo juegos para los más mayores, como el tiro.

No faltaron en Pumarín los puestos de comida. De todo tipo. Algodón de azúcar, churros y bocatas... Los asistentes a la fiesta aprovechaban para avituallarse.

El bar, «que tenía una barraca que ocupaba todo el largo de la carpa», también tuvo actividad toda la jornada festiva. Assia fue la orquesta encargada de amenizar la velada nocturna.

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