El cierre del Gobierno de EE UU desata el caos en los aeropuertos del país
El miedo a los impagos y la situación general de incertidumbre provocan una escasez de personal
La combinación de escasez de personal, retrasos y cancelaciones de vuelos debido al cierre del Gobierno federal, que atraviesa su segunda semana en esta situación, ... ha desatado en los últimos días el caos en los principales aeropuertos de Estados Unidos, con el consiguiente impacto en miles de pasajeros nacionales y extranjeros.
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El portal FlightAware calcula que el lunes se vieron afectados más de 6.000 vuelos y que el martes sufrieron retrasos hasta 3.600, tanto nacionales como internacionales, y 70 resultaron cancelados. Solo ayer por la mañana otros 460 operaciones despegaron más tarde de lo programado y 25 tuvieron que ser suspendidas.
La Administración Federal de Aviación (FAA) alertó sobre la escasez de controladores de tráfico y personal de operaciones en los aeropuertos nacionales de Nashville, Boston, Dallas, Chicago y Filadelfia. La agencia ralentizó los despegues en varios aeródromos mientras intenta mantener una plantilla mínima de personal en sus centros y torres. Los líderes sindicales del sector aéreo y de los inspectores de seguridad aeroportuaria advirtieron, por su parte, del rápido empeoramiento de la situación.
Los líderes sindicales de los controladores de tráfico aéreo y de inspectores de seguridad aeroportuaria han advertido del rápido empeoramiento de la situación. Y las declaraciones de Trump sobre una posible cancelación del salario de los controladores y el personal federal de aviación cuando se produzca la reapertura del gobierno, contradiciendo la norma habitual en situaciones de cierre temporal del gobierno, han añadido aún más estrés a la situación, creando alarma y desconfianza entre los funcionarios de aviación.
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Cascada de bajas
«Hay gente que no merece ser compensada, y nos ocuparemos de ellos de diferente forma. Todo dependerá de quién se trate», advirtió Trump esta semana durante un evento en la Casa Blanca. La combinación de los avisos de suspensión temporal de personal y un elevado número de llamadas por enfermedad de trabajadores de aviación en los últimos días, causó el lunes el retraso de más de 6.000 vuelos en los principales aeropuertos de Nueva York, Los Ángeles y Denver.
La escasez de personal obligó al cierre del control de tráfico aéreo en el aeropuerto de Burbank, en Los Ángeles, que tuvo que ser gestionado por otro centro de control aéreo cercano. Los aeropuertos de Albuquerque, Atlanta, Boston, Fort Worth, Houston, Indianápolis, Las Vegas y Newark Filadelfia, también han registrado escasez de personal.
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Los retrasos en el aeropuerto O'Hare de Chicago alcanzaron un promedio de 41 minutos y en Dallas-Fort Worth de 30 minutos, según datos de la FAA. El martes por la noche, la torre de control en Nashville, se vio obligada a cerrar durante cinco horas, obligando a los vuelos en curso a transferir sus comunicaciones a un centro regional de control de tráfico aéreo en Memphis para poder ingresar en el espacio aéreo. La transferencia produjo retrasos en un promedio de dos horas en los vuelos de llegada a Nashville. Con todo, el análisis de la firma de aviación Cirium muestra que cerca del 92% de los más de 23.600 vuelos despegó a tiempo el martes.
Según el plan de contingencia de la FAA, una cuarta parte de la fuerza laboral, más de 11.000 empleados federales de la agencia, recibieron notificaciones de suspensión temporal al inicio del cierre de gobierno la semana pasada. En este momento, 13.000 controladores de tráfico aéreo se encuentran en servicio activo, al tiempo que la contratación y entrenamiento de nuevo personal no ha sido suspendida y continua en curso.
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Sin embargo, a pesar de los retrasos, la FAA no ha emitido una «alerta de bajos niveles de personal» para reducir la cantidad de vuelos de llegada y salida en los aeropuertos. Por su parte, la Asociación Nacional de Controladores de Tráfico Aéreo el mayor sindicato de controladores de tráfico aéreo, (NATCA), ha salido al paso de los presuntos boicots, señalando que «no respalda, apoya o condona ninguna actividad coordinada que afecte negativamente la capacidad« del Sistema Nacional Aéreo.
En una declaración en su sitio web, el sindicato exhortó a los controladores de tráfico aéreo y otros profesionales de la seguridad de aviación a «asumir muy en serio su responsabilidad en la protección de la seguridad del público que vuela». Participar en una acción laboral, señala el comunicado, «podría resultar en la eliminación del empleo federal».
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«No solo es ilegal, sino que también socava la credibilidad de NATCA y debilita severamente nuestra capacidad de abogar por ustedes y sus familias», subrayó el comunicado. Durante una visita al aeropuerto de Newark Liberty en Nueva Jersey el martes, el Secretario de Transporte, Sean Duffy, advirtió que el cierre del gobierno ha aumentado la presión sobre los controladores, que trabajan con equipos obsoletos, y culpó a los demócratas de la situación.
Razones para el estrés
Duffy dijo que los controladores de tráfico aéreo están estresados «no solo por el espacio aéreo», sino también por la posibilidad de que «no se les pague», aludiendo a las declaraciones de Trump de suspender los salarios de los funcionarios del tráfico aéreo. El secretario alentó a los trabajadores aéreos a mantener la moral en medio de la incertidumbre, admitiendo el «efecto dominó» que el cierre del gobierno ha tenido en los viajeros.
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Asimismo, el presidente de la NATCA Nick Daniels, ha resaltado que el cierre ha puesto de manifiesto problemas que ya enfrentaban los controladores de tráfico aéreo, como la escasez de personal y el equipo obsoleto. La situación se agrava en los aeropuertos más pequeños, dijo Daniels a AP. «No es que tengamos otros controladores que de repente puedan llegar a esa instalación y suplir la falta de personal. Es que no hay suficiente personal en ellas».
Los analistas de la industria de viaje han advertido del riesgo de que el cierre del gobierno tenga un impacto más amplio en el sistema de aviación estadounidense, y llegue a afectar negativamente las vacaciones de ThanksGiving de millones de estadounidenses en noviembre.
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