«Nos inauguramos con un premio gordo en Navidad y ahora damos El Niño»

Pilar Pérez, dueña del Estanco de Pumarín, pensó el miércoles en retirar el cartel que había instalado de «vamos a por El Niño» tras dar un cuarto premio en la Lotería de Navidad, pero tuvo una corazonada y lo dejó. Ayer, al ser festivo, no abrió el negocio que fundó su abuela, después siguió su madre, y ahora ella regenta en el número 2 de la calle del Padre Buenaventura de Paredes, pero a las doce del mediodía puso en la televisión el sorteo de El Niño.

Oyó cómo se cantaban los números y cuando escuchó el 44.469 pensó que ese número le sonaba. «Aquí vendemos mucho la terminación acabada en 69 porque coincide con el año en el que nací», contaba, y pronto sonó su teléfono móvil. Había vendido un décimo premiado con 75.000 euros.

Corrió hasta llegar a su negocio, al igual que su compañera de trabajo, Nuria Muslera, y ambas festejaron con una corona de rey mago y sidra El Gaitero haber dado grandes cantidades de dinero con dieciséis días de diferencia. «La suerte llamó a la suerte; nos inauguramos con un premio gordo en Navidad -vendieron un décimo del 42.833 dotado con 20.000 euros- y ahora damos El Niño», celebró para, a renglón seguido, confesar sentirse «contenta y entusiasmada».

No sabe a quién vendió el décimo. Su clientela es del barrio, pero pidió un deseo. «Que le toque a alguien que lo necesite de verdad», contaba emocionada; mientras, las felicitaciones no paraban de llegarle por parte de los vecinos. Alguno de ellos miró sus décimos en la puerta sin mucha suerte y otros fueron rápidamente a casa para ver si habían sido los agraciados con los 75.000 euros.

Durante los últimos días, según prosiguió Pérez, han tenido colas en su establecimiento. «Parece que el premio del sorteo de Navidad nos sirvió de publicidad y reclamo, porque hemos registrado grandes ventas» después del 22 de diciembre en el que festejaron por todo lo alto.

«Nosotros somos un receptor mixto que vendemos de máquina y los décimos azules también tocan. Hay gente que piensa que son de mentira porque quieren los de toda la vida, pero estos también dan premios», relató minutos antes de que le entregasen el cartel con el número y el premio. «Tenemos que buscarle sitio», añadió Pérez mientras que su compañera se mostraba contenta por todo lo ocurrido.

Ahora, solo esperan seguir repartiendo suerte entre los clientes que les llevan acompañando tantos años de negocio.