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Ignacio Herrero. E. C.

Un buen banquero

La inusualmente soleada mañana del último día del año en Asturias nos sorprendía con la irreparable pérdida de Ignacio Herrero Alvarez, Marqués de Aledo, que ... fue Presidente del Banco Herrero.

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Los que tuvimos la suerte de conocerle y de trabajar con él dejamos atrás este año tan especial en muchos aspectos con una triste noticia: la pérdida de un buen banquero y una gran persona.

Seguramente, a muchos de los que tuvimos la suerte de conocerle y de formar parte de sus Equipos los recuerdos se nos agolparán estos días; recuerdos que nos traen a la memoria aquellos años en los que la pujanza financiera e industrial de grandes familias asturianas eran un verdadero ejemplo que se extendía más allá de las fronteras del Principado sin, por ello, dejar de crear riqueza y puestos de trabajo en su tierra de acogida, una Asturias desde la que Ignacio Herrero lideró algo más que un Banco.

Pero Ignacio no fue nunca un líder solitario, supo -desde que asumió las riendas ejecutivas del banco sucediendo a su padre- rodearse de otros grandes empresarios que, con sus ideas, proyectos e impulso forjaron los cimientos de una Asturias que asombraba por su pujanza industrial, financiera y empresarial. Familias como los Masaveu, Alvargonzález, Gonzalez del Valle, Orejas, Aznar, Urquiola o Cosmen formaron parte de su Consejo y contribuyeron a hacer del Herrero un ejemplo de la mejor banca española, esa que apoyaba con fuerza el crecimiento y la riqueza de las tierras en las que se asentaba, generando puestos de trabajo y demostrando que la banca, la buena banca que representó Ignacio -Dn. Ignacio-, era algo más que un mero negocio financiero.

Todavía, mientras escribía estas líneas, comentaba con uno de su Directivos más cercanos, José Antonio Menéndez, algunas anécdotas y vivencias de su Presidencia, en la que siempre se vió apoyado y arropado por otros buenos asturianos que forjaron la historia de la entidad: los Hidalgo, Cerrato, Cerredo, Gutiérrez, Zaldívar, Angel Ruiz, Manuel Alvarez-Valdés, Nacho Alvarez-Buylla y su primo José Alvarez-Buylla Cores, Jaime Gamba-Cuervo Arango, Jaime Vega de Seoane, Ana Isabel Fernández, Jesús Menéndez-Valenciano, Jesús Sobrino, Arsenio Fernandez, José Angel Alvarez, Marcelino Armenter y muchos otros que contribuyeron -sin duda- a que la etapa de Ignacio Herrero se recuerde como una de las más fructíferas de la entidad.

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Pero en este momento me gustaría destacar su vinculación con Asturias, siguiendo el ejemplo de su bisabuelo Policarpo, Ignacio vivió y ejerció en Oviedo una gran parte de su vida hasta que la enfermedad hizo mella en su salud; en Asturias nacieron y se criaron sus hijos. Aquí también desplegó su formidable capacidad de trabajo, trabajando en su despacho del primer piso de la calle Fruela (que hoy se conserva intacto) desde primera hora de la mañana hasta última hora de la tarde en la que atravesaba el Campo de San Francisco para regresar a casa. Una capacidad de trabajo que extendió a otros sectores como el eléctrico en donde desde la Vicepresidencia de Hidroeléctrica del Cantábrico fue actor en primera línea de la expansión y crecimiento del sector energético en una España que se abría a la modernidad y al crecimiento económico.

Dotado de una gran capacidad de liderazgo y sólida formación, tuvo también una visión muy clara del devenir de los tiempos y, así, demostró su generosidad al dejar la gestión del Banco en otras manos, anticipándose a los nuevos vientos que soplaban en el sector; pero sin olvidarse en ningún momento ni de sus accionistas ni de sus empleados.

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Hoy, un equipo humano de profesionales que viven y siguen estrechamente vinculados con Asturias tratan de seguir, con el apoyo y la fortaleza del Grupo Sabadell y de la mano de José Oliu y Francisco Vallejo, el ejemplo que Ignacio Herrero impulsó: el de la buena banca, esa que crea riqueza y se compromete con quienes le rodean. En ello seguimos cada día.

Descanse en paz un buen banquero.

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