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Compromiso arriesgado

Sin plan de financiación, la candidatura de Gijón como sede del Mundial pondría en peligro la economía municipal

Domingo, 25 de febrero 2024, 01:00

Con el paso de los días, las probabilidades de que Gijón sea sede del Mundial 2030 disminuyen a ojos vista. En un lapso corto de ... tiempo se pasó de la ilusión generada con la presentación del proyecto de reforma y ampliación del estadio y la firma del protocolo de intenciones por parte del Principado, el Ayuntamiento de Gijón y el Sporting, a la dura realidad marcada por dos hechos: las condiciones expuestas por la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA), que deben firmar las ciudades que aspiran a ser sede del Mundial 2030, y la inexistencia de un plan de financiación para la remodelación del estadio y los gastos de organización. El acuerdo remitido por la FIFA al Ayuntamiento contiene cláusulas de dudoso encaje legal, como plantear que, si alguna Administración le impone un tributo a la FIFA, sea el Ayuntamiento quien se haga cargo. Junto a condiciones chirriantes, están los compromisos más serios que se derivan de firmar el documento, según advierten los informes realizados por los técnicos jurídicos del Ayuntamiento y por la Secretaría General de la institución. Lo más importante que resaltan es que el acuerdo con la FIFA es un documento vinculante una vez firmado por la autoridad del estadio y la ciudad anfitriona.

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El Ayuntamiento reúne esa doble condición. Los requisitos que constan en el texto son exigibles en caso de ser elegida la ciudad como sede del campeonato mundial de fútbol. En los informes se hace referencia a la contradicción existente entre los derechos que la FIFA recaba sobre los estadios y los que corresponden a los titulares de los espacios comerciales ubicados en los bajos de El Molinón, que gozan de una concesión municipal hasta el año 2050. Los dictámenes no entran en valoraciones económicas, pero en el Ayuntamiento consideran que las exigencias de la FIFA podrían rondar los 50 millones de euros.

Ni en el protocolo de intenciones, ni en ningún otro lugar, hay alguna referencia al plan de financiación. Cuando el accionista mayoritario del club habló por primera vez de reformar el estadio, dio a conocer un coste de 300 millones. Abandonado este proyecto, que iba mucho más allá de lo que es ampliar y reformar un estadio para plantear un nuevo diseño urbanístico de la zona, conocimos un nuevo boceto, más realista, que requeriría un desembolso de 150 millones. El grupo Orlegi no ha acompañado esta iniciativa con un plan de financiación que especifique el reparto de cargas y se ha limitado a presentar un esbozo del estudio de impacto económico que conllevaría ser sede del Mundial. Como el plazo de decisión se agota –finalizó el pasado viernes, pero la FIFA tiende a una interpretación laxa de los plazos–, el Ayuntamiento, en vista de que toda la responsabilidad derivada de la firma del acuerdo recae sobre sus hombros, ha decidido no estampar la firma hasta que se especifiquen los compromisos financieros. El Grupo Orlegi disintió de esa decisión, negando que el diseño del plan de financiación sea una decisión que corresponda en exclusiva a su grupo. Para aclarar la situación, la alcaldesa, Carmen Moriyón, grabó un vídeo, donde tras reivindicar su condición de gijonesa y sportinguista, declaró que nada le resultaría más satisfactorio que «saber cuánto cuesta organizar el Mundial, quiénes lo vamos a pagar y de qué forma». Sin saber esto «es imposible aceptar las exigencias de la FIFA». Terminó con una apelación al orgullo gijonés: «Seamos claros, el futuro de Gijón no depende de financiar un Mundial con dinero público. Gijón no depende de la FIFA». Ante la ausencia de compromisos económicos y el trágala de la FIFA es difícil no darle la razón a la alcaldesa, que teme hipotecar el futuro de Gijón al apostar por una aventura incierta. El Sporting estima que tendrá listo en marzo el plan de negocio de El Molinón que prepara la auditoría internacional KPMG. Y también estaría finalizado el estudio de impacto económico provocado por el 'efecto sede'. Tal vez entonces haya una última oportunidad para consensuar una decisión sobre la candidatura de El Molinón por todas las partes firmantes del protocolo.

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