La 68 edición de la Feria Internacional de Muestras de Asturias (Fidma) ha alcanzado cotas máximas de público, transacciones comerciales, actividad sociocultural y presencia ... institucional. Cuando iba mediado el certamen los expositores ya manifestaban un alto grado de satisfacción, tanto por las ventas de mercancía como por los contactos realizados y el cierre de acuerdos. Los visitantes del evento estaban igualmente complacidos por las exposiciones institucionales de los pabellones y por los productos que conforman la oferta de la Fidma. El número de visitantes, tal como manifestó el director de la Feria, Álvaro Alonso, era entonces, «un poco mayor que el pasado año por las mismas fechas». Dentro de la afluencia de visitantes cabe destacar en esta edición la cantidad de personas provenientes de otros lugares de la geografía española -en especial de Castilla y León, Madrid, Cataluña, País Vasco y Cantabria-, así como del extranjero.
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Año tras año, la Fidma va transformándose, cuidando de mantener el equilibrio entre novedad y tradición. Se mantiene lo añejo, que dio identidad al certamen, como los productos de la gastronomía asturiana, con especial mención a la sidra tras haber sido declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Siguen presentes, también, los sectores clásicos, como artesanía, moda, hogar o bricolaje, con productos que llevan incorporadas demandas de nuestro tiempo, como la eficiencia energética. Aquella Feria basada en la maquinaria industrial y los productos agropecuarios se ha convertido en un espacio para las más variadas manufacturas dentro de un enfoque multisectorial. La Fidma es fiel a su tiempo y por eso en la 68 edición destacaron las temáticas de la movilidad sostenible, con todo tipo de vehículos de dos y cuatro ruedas, híbridos o eléctricos, con especial presencia de las firmas chinas, y las energías limpias, con los sistemas de almacenamiento de energía.
En el Recinto Ferial Luis Adaro hubo espacio para acoger 180 actos de carácter político, institucional, empresarial, sindical y deportivo. Destacó la presencia del Gobierno de España, con dos ministros, Jordi Hereu, ministro de Industria y Turismo, en la jornada inaugural, y la de Elma Saiz, ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. Hereu afirmó que Asturias es un modelo de transformación y de éxito, y puso el turismo en la región como el modelo que «queremos para toda España». En el mismo acto inaugural, el presidente Barbón habló del resurgir de Asturias, con 50.000 parados menos que hace seis años, y con la revolución de las comunicaciones (AVE y la oferta de vuelos desde el Aeropuerto de Asturias). No se olvidó de las reivindicaciones: protección a la industria, plan de cercanías ferroviarias, Corredor Atlántico, plan de vías de Gijón, etc. Elma Saiz tuvo en la Fidma un encuentro con el Consejo General de Graduados Sociales de España, del que salió la creación de un grupo de trabajo permanente entre el ministerio y el colegio. También tuvo ocasión de referirse al reparto por regiones de los migrantes menores de edad no acompañados.
La esencia de la Fidma es la actividad comercial, con 720 expositores y más de 2.200 marcas, pero con el paso de los años se ha convertido en un potente foro de actividades heterogéneas, hasta el punto de que pudiera parecer un evento transversal con diversas almas. Los diferentes actores lo saben y por eso prefieren la Feria de Muestras para presentar el Pacto por la Salud Mental, homenajear al pequeño comercio, mostrar los proyectos de descarbonización industrial, situar la economía asturiana ante el nuevo modelo de cuidados o presentar la alternativa fiscal de su partido, como hizo Álvaro Queipo con la del PP. La Fidma es un reclamo para los turistas y un potente motor de la economía asturiana y gijonesa. La actividad ferial representa el 0,5% del PIB de Asturias y aporta el 0,47% al empleo de la región. Es el gran acontecimiento del verano asturiano, motivo de nuestra autoestima y fuente del progreso regional.
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