Gracias y ¡adiós! Rosita
ANTONIO TREVÍN EXPRESIDENTE DEL PRINCIPADO
Sábado, 9 de octubre 2021, 01:08
Se nos fue como vivió. Discreta y silenciosamente. Con el título de Hija Predilecta de Onís y la Medalla al Mérito en el Trabajo. Con ... el cariño de todos los suyos y el afecto de todos cuantos disfrutaron de sus dotes culinarias y sus atenciones en alguno de los comedores de Casa Morán en Benia.
Su cocina, tradicional, contundente y exquisita, se complementaba con una atención servicial, amable y tan personalizada que te hacía sentir único. Buena prueba de ello es el particular altar laico que preside el comedor principal de su establecimiento. En él aparece fotografiada con alcaldes, presidentes autonómicos y delegados del Gobierno de ideologías diversas. Pero también con cardenales, abades y ecónomos eclesiásticos. O con actores de nuestras antípodas. Y hasta con los Reyes de España, en Covadonga, su lugar más querido fuera de Benia.
Con todos los que visitaron casa Morán en el último medio siglo largo, fueran de una u otra importancia en la escala social, estableció una relación especial. Para ella cada uno de sus clientes era algo muy personal. Todos tenían abiertas las puertas de Casa Morán, a todos se recibió por igual.
Son los milagros de la fe. No solo mueve montañas, sino también corazones y emociones. Y a las personas bondadosas, como Rosita, las dota de una fortaleza incomparable con cualquier otra. Solo con ella se puede explicar cómo se sobrepusieron, ella y su familia, a la enorme tragedia que les supuso nuestra guerra incivil.
Su familia, en Onís desde 1933, con casa de comidas, fonda y comercio de enorme éxito para disgusto de algunos, sufrió el incendio de sus propiedades al entrar en Asturias, en 1937, las tropas franquistas. También encarcelaron y fusilaron a su padre, Ángel Morán, simpatizante de Izquierda Republicana, pero poco, muy poco, activista político. De los estragos del incendio da fe una foto, tomada pocos días después de producirse por un soldado alemán. La 'semeya' la entregó a Rosita en Benia, muchos años después, el mismo soldado que la hizo.
Y, pese a todo, en ella nunca anidó el rencor. Por eso hoy le decimos ¡adiós! gentes muy diversas. El alcalde socialista de su concejo y el popular de Cangas de Onís. El delegado del Gobierno en Asturias del Presidente Zapatero y el de Rajoy. Presidentes socialistas asturianos y nacionalistas vascos. Arzobispos más conservadores o más del Papa Francisco. Hasta Mel Gibson lo hará, cuando se entere de su fallecimiento, recordando el sueño, en forma de comida, que degustó en su casa.
Solo nos queda decirte: Gracias por tanto y ¡adiós! Rosita.
Que la tierra te sea leve.
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