Los medios de comunicación, particularmente los afectos al régimen, han criticado duramente al juez Leopoldo Puente, más conocido como el juez del caso Koldo, por ... haber deslizado en un auto que le causaba estupor que un sujeto como Ábalos siguiera siendo diputado a pesar de los graves y sólidos indicios de corrupción que pesan sobre su cabeza. A mi juicio, el juez Puente fue muy comedido en su valoración. A mí, particularmente, me produce asco, vergüenza y vómito que un multiputero represente al pueblo español en tan alta instancia. Y que no me vengan con 'en su vida privada puede hacer lo que le venga en gana'. De ninguna manera. Que un diputado putero, defensor de cara al público de una iniciativa legislativa que pretende derogar la prostitución, sea unos de los mayores consumidores de meretrices que se conocen yo, al menos, no acepto que sea mi representante, porque es un fariseo, falso, mentiroso y, a lo que parece, corrupto porque los servicios los pagaba con dinero público.
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Claro que hay que modificar el Reglamento del Congreso para que, sin poner en cuestión la presunción de inocencia, contemple la suspensión cautelar del procesado tanto en sus derechos como diputado como en sus emolumentos. Es inconcebible que un diputado que acude a su trabajo público cuando le viene en gana siga cobrado la totalidad de su salario y conserve todas sus prerrogativas. ¿En qué empresa privada se gozaría de estos privilegios? Todo ello sin perjuicio de que, si es declarado inocente, se le reintegre en sus derechos, siempre que la Legislatura no hubiere finalizado y, en todo caso, se le abonen los salarios dejados de percibir durante la suspensión.
Y claro que el juez Puente puede sugerir cambios legislativos que pongan fin a situaciones tan vergonzosas y vejatorias para la sociedad como la que nos está tocando vivir con este Gobierno ilegítimo y carente de dignidad. Los jueces tienen la ineludible obligación de demandar mejoras legales que coadyuven a que sus decisiones sean justas y coherentes. Y eso no es irrumpir en competencias del poder legislativo, todo lo contrario, es colaborar con él en la consecución de un ordenamiento más ético, más ejemplar. Los jueces tienen derecho a expresar su opinión sobre la cohesión y concordancia del sistema jurídico para que la sociedad a la que sirven tenga confianza en el sistema y para que sus decisiones generen tranquilidad en la ciudadanía. Y la mejor forma de expresar esta colaboración con el Poder Legislativo es a través del medio natural en que se expresan los jueces: autos y sentencias.
Yo, al menos, prefiero que usen estas resoluciones y no utilicen los medios de comunicación como plataforma de opinión. Me sonroja comprobar que hay jueces en activo que, sin ningún pudor, acuden casi a diario a los medios de comunicación para expresar sin recato alguno su parecer, ya no sobre la actualidad judicial en general, sino sobre resoluciones de sus propios compañeros a los que, en ocasiones, critican encarnizadamente, evidenciado, también sin rubor, de qué lado están.
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Cambiando de tema. Cuidado, Pedro, «cuando las barbas de tu vecino veas cortar…».
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