Quizá haya llegado el momento de volar algún puente. Personalmente, me quedan muy pocos por los que pueda caminar tranquilo, pero siempre he preferido el ... olor de la dinamita al de los desayunos y las comidas rodeado de personas que, detrás de una sonrisa que solo engañaría a un crío, buscan salir en una foto para que todo el mundo vea sus amistades.
Publicidad
El Real Oviedo se ha convertido en el activo más importante de la ciudad y eso, desgraciadamente, significa que todo los buitres locales y regionales quieren formar parte del festín. Algunos lo disimulan, otros ni se molestan en hacerlo y el resto nos quedamos observando viéndoles en actos y eventos donde pintan lo mismo que este que escribe en una clase de plástica: un sol en una esquina de la lámina y una casa cuadrada. Es decir, nada.
El problema del Real Oviedo va mucho más allá de no tener gol y de las áreas donde, supuestamente, prioriza invertir el Grupo Pachuca. Sobre ambas cosas escribí en esta columna y me llovieron insultos y hasta alguna amenazada. Tampoco es un problema Carrión porque le acabarán condenando los resultados si es que no lo han hecho ya. El problema del Real Oviedo está en un oviedismo que se arrodilló ante sus propietarios, perdió el espíritu crítico y prefirió sonreír a protestar mientras oculta los problemas y los errores debajo de la cama. El tiempo será nuestro juez. Y ojalá terminemos en Primera esta temporada, pero, desgraciadamente, el diablo no hace más que recolectar almas pese a que algunos nos negamos a no presentar batalla.
1 año por solo 16€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión