En los tiempos que corren tal parece que no hay nada más importante que el fútbol. Ello ha propiciado la aparición en la escena mundial ... de futbolistas más conocidos que cualquier científico, compositor, escritor, doctor en medicina o gobernante que incluso tenga en su haber el Premio Nobel. Sin ir más lejos, en este Gijón del alma ya tenemos esculturas, puestas frente a El Molinón y otros espacios públicos que homenajean a quienes son considerados símbolos en el devenir histórico de la ciudad. Nada que objetar, como se decía hace años: «El que manda, manda y cartuchos al cañón». Pero metidos en harina, puesto que en los últimos años se están dedicando puertas del citado estadio a jugadores que a juicio popular son merecedores de ello, la última a Ferrero, debemos ser conscientes de que la memoria del ser humano abarca un periodo corto, y en este tema nos estamos olvidando de jugadores como Manolo Meana, nuestro primer internacional y capitán de la Selección Española, amén de otras muchas actividades como entrenador del Real Sporting y seleccionador nacional. ¡Qué decir de Ramón Herrera 'El Sabio'! Que sigue conservando el mayor índice de goles (1,2 por partido) y ocasional entrenador del club rojiblanco. También es cierto que pese a haberlos conocido y disfrutar de su magisterio y amistad, sobre ellos predomina la imaginación y la leyenda, algo que no ocurre con el caso de nuestro personaje de hoy, ya que de Cholo Dindurra tenemos a sus compañeros de equipo José Prendes y Armando Medina, quienes atestiguan que 'Cholín', como ellos le llaman, fue el mejor jugador de su época y un auténtico maestro del balompié, algo que además de los muchos gijoneses de siempre que gozaron de sus tardes de éxito driblando por la banda derecha, primero con camisetas sin número a la espalda y finalmente ya con el número siete, tenemos el testimonio del que fue notable director de EL COMERCIO Alfredo García 'Adeflor': «Una sola jugada de Cholo Dindurra valió por los noventa minutos del partido».
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José Manuel Bernardo Sánchez-Dindurra, que pasó a la historia del fútbol español como Cholo Dindurra, nació en Gijón el 3 de abril de 1919, fue el último de cuatro hermanos, tres mujeres y el propio Cholo, hijos de Luciana Álvarez Muñiz y Bernardo Sánchez-Dindurra, cajero del Banco de España en Madrid y nieto, a su vez, del conocido empresario Manuel Sánchez-Dindurra, que nos dejó para la historia de la ciudad obras, entre ellas el que fue Teatro Dindurra, ahora Jovellanos, y el café que aún conserva su nombre.
EI jovencísimo José Manuel fue alumno del colegio de la Inmaculada de los PP. Jesuitas, donde dio sus primeras patadas al balón, aunque jugando de portero, para luego irse con los PP. Escolapios al Colegio San Viator en Infiesto, cuando los Jesuitas se marcharon (o los echaron de Gijón y de España). En Infiesto comenzó Cholo Dindurra a jugar como delantero en un muy buen equipo a nivel regional donde tuvo de compañeros a jugadores que luego hicieron historia, como Andrés Pandiella y los hermanos Pepito y Jesús Alonso, que llegaron a vestir la camiseta blanca del Real Madrid, y Chus Alonso incluso fue internacional en tres ocasiones.
«Una sola jugada de Cholo Dindurra valió por los 90 minutos de partido», resaltaba Adeflor
«Cholo, tú al Madrid»
En 1938 juega con el C. D. Arenal y Juventud de Gijón. Se alinea con el S. E. Universitario de Oviedo y en 1939 ficha por el Real Gijón de entonces con el que juega solo siete partidos para luego trasladarse a Madrid para cursar Ingeniero Agrónomo. Allí se encuentra con Manolo Meana, que le dice: «Cholo, tú a jugar al fútbol y con el Real Madrid». Debuta con el club madrileño en 1941 y al finalizar su primer partido le dice el secretario Pablo Hernández Coronado: «Cholo, nunca creí que jugabas tanto», a lo que Cholo Dindurra le respondió: «Ni yo tampoco, don Pablo». Sufre una lesión. Tocan tiempos de reposo y calor para recuperarse y regresa a Gijón con la familia. Cuando le reclaman de Madrid, pronuncia la histórica frase: «Prefiero comer una sopina en Gijón que jamón y langosta en Madrid». Total, que fichó por el Sporting. Discute con un directivo, coge la moto y se marcha al Real Oviedo, donde jugó un año en Primera División. Eustaquio 'Tato' Campomanes le convence y regresa al Sporting, convirtiéndose en el artífice del primer ascenso a la División de Honor. Volverá a disfrutar de otro ascenso en 1951 formando parte de una de las delanteras más goleadoras del Sporting. El propio Cholo Dindurra marcaría el gol número 100.
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Cholo Dindurra fue calificado por los periodistas deportivos como «el genio», «el catedrático» o «el maestro», pero quizá nada más expresivo que sus propias palabras cuando Amadeo Sánchez, durante un partido, le pidió que corriese algo más. Cholo Dindurra le respondió: «Que corran los chavales, yo juego al fútbol». Por su parte, Antonio Valencia, periodista del diario 'Marca', escribió: «El Real Madrid no ha tenido otro extremo mejor que Cholo Dindurra, que se marchó al Sporting».
Falleció en 1971 con 52 años
No obstante recibir ofertas de los mejores clubes de la nación, permaneció en el Sporting hasta el final de su vida de futbolista en 1953. Llegó a jugar 278 partidos de rojiblanco y marcar 69 goles, aunque sería imposible de saber los que puso en los pies de sus compañeros. Posteriormente entrenó al Real Avilés y a la Selección Juvenil Asturiana. Falleció en Gijón el 27 de diciembre de 1971 a los 52 años, cuando ya había recibido la Insignia de Oro y Brillantes del Real Sporting.
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Quienes hemos vivido aquella época, creemos que será poco menos que imposible que ningún otro jugador con el número siete a la espalda pueda superar lo que Cholo Dindurra representó para el Sporting, para Gijón y para el propio espectáculo del balompié. Nadie como Cholo Dindurra merece que una puerta de El Molinón se ilumine con su nombre, y si alguien lo duda que pregunten a los veteranos sufridores del Real Gijón de antaño y Real Sporting de ahora.
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