Urgente Un accidente provoca retenciones en la A-66 en Mieres

Nuevos eurekas

Debemos reivindicar el acceso sencillo al conocimiento, que no puede ser un bien de club al que solo pueden acceder determinadas élites

Me gusta husmear los nuevos descubrimientos e investigaciones llevadas a cabo, tanto en las secciones y suplementos de los periódicos como en las revistas científicas ... a las que puedo acceder. Cuando encuentro algún hallazgo que considero interesante recuerdo aquella carta que Einstein escribió en 1944 a Robert Thornton, en la que describía metafóricamente a las personas científicas hiperespecializadas en sus respectivas disciplinas y afirmaba: «La mayoría de los científicos al rechazar la posibilidad de considerar su tarea desde otro ángulo se encierran en los límites de sus respectivas disciplinas: personas que vieron miles de árboles, pero que jamás han visto un bosque». En otras palabras, sólo las personas que posean una considerable cultura podrán ofrecer una visión holística de las cosas. Y continúa Einstein: «El conocimiento del trasfondo histórico y filosófico proporciona independencia con respecto a los prejuicios de su generación (…) esa es la marca de distinción entre un especialista y un buscador de la verdad». En realidad, descubrir algo no es tanto ver lo que antes nadie ha visto, sino tener la capacidad de lanzar hipótesis arriesgadas que nos permitan pensar de manera distinta lo que otros perciben.

Publicidad

Citaré tres estudios de actualidad sobre hallazgos novedosos que cambian la visión y las explicaciones con las que contábamos hasta hace bien poco. El primero es un trabajo publicado en la revista 'Nature' el pasado mes de julio. Indica que la gripe y otros virus respiratorios como el covid pueden reactivar las células durmientes de una persona que haya tenido cáncer de mama y provocar metástasis en otros órganos como los pulmones, pero la causa no parece ser el virus en sí, sino la respuesta desproporcionada de nuestro sistema inmunológico. Es un hallazgo excepcional en la epidemiología del cáncer. Esto parece explicar el aumento de muertes por cáncer en los primeros años de la pandemia.

El segundo se publicó en la revista 'Sciencie Advances' en agosto, estudia la conexión entre el intestino y el cerebro. La investigación muestra que los trastornos digestivos o del metabolismo incrementan el riesgo de sufrir enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer o el párkinson. «La resistencia a la insulina que produce la diabetes tipo 2 también se ha observado en áreas neuronales de personas con alzhéimer, y las disrupciones en ese eje de comunicación bidireccional, que conecta aparato digestivo, sistema inmunitario, metabolismo y cerebro, tienen implicaciones amplias para la salud». Otro marcador considerado relevante es la deficiencia de vitamina D, que está asociada a un mayor riesgo de padecer enfermedades neurológicas degenerativas, relacionadas con la gastritis, la esofagitis, las infecciones intestinales o las alteraciones del colesterol».

Y el tercero es el luminoso libro escrito por la investigadora Laura Tripaldi, 'Mentes paralelas', Caja Negra Editora, Argentina 2023. La autora aborda creativamente el estudio de la materia y va mostrando la idea de que no es posible separar la mente del mundo en el que está inmersa. De tal manera que la inteligencia no es una característica intrínseca al cerebro humano, sino que se puede concebir como un «fenómeno descentralizado y difuso, que emerge del modo en que diferentes cuerpos, humanos y no humanos, vivientes y no vivientes se relacionan entre ellos». El libro nos va conduciendo a la relación entre cuerpo, mente y ambiente como aspecto más significativo de la inteligencia que poseen los materiales. Maneja un enfoque sintético que nos hace reconsiderar las categorías que hemos utilizado para conocer el mundo. El libro (no les cuento más porque les animo a leerlo) es como una especie de antídoto contra el reduccionismo y la hiperespecialización ciega, que tan dañinos han sido para poder alcanzar una visión unificada e integradora de la realidad.

Publicidad

Que podamos acceder fácilmente a estos nuevos descubrimientos gracias a la información que nos permiten libros, periódicos, el ordenador e Internet, sin sombra de duda, es una auténtica revolución. No me imagino cómo podían haber sido mis estudios universitarios de filosofía y matemáticas de haber contado a golpe de clic con toda la información y datos de los que disponemos hoy. Cuando yo estudiaba en la Universidad en los años ochenta, eran las bibliotecas públicas o las de las universidades las que nos permitían el acceso al conocimiento operativo; es decir, aquel que necesitamos para producir nuevo conocimiento, el que se halla en los libros, las revistas y en las actas de los congresos, en las que los investigadores publican sus investigaciones y descubrimientos. En aquel entonces las universidades y las sociedades científicas gestionaban las revistas mundiales importantes. Hoy, sin embargo, el acceso fácil a la información no conlleva que podamos acceder tan fácilmente al conocimiento, rodeado por potentes barreras. Esto es debido a que las grandes bases de datos especializados, como Sciencie Direct, JSTOR, Lexis, etcétera, están gestionadas por empresas privadas que poseen los derechos de acceso a las revistas electrónicas de prestigio, que a su vez están en manos de muy pocas editoriales que se han quedado con la casi totalidad de las revistas importantes. Por eso, debemos reivindicar el acceso sencillo al conocimiento que no puede ser un bien de club al que solo pueden acceder determinadas élites.

Si ponemos vallas al conocimiento experto, tendremos problemas para avanzar en su producción futura. En ese sentido es muy importante que en las sociedades tecnológicamente avanzadas, con altos niveles de salud y bienestar y cuyos integrantes son frecuentemente consumidores de productos tecnológicos, no solo tienen que ser capaces de expresarse por escrito, dominar idiomas y manejar con cierta soltura un ordenador, sino que deben tener también un adecuado nivel cultural y científico. En las sociedades científicamente incultas y sin capacidad de crítica, los negacionistas campan a sus anchas y las posverdades en circulación se hacen realmente peligrosas.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

1 año por solo 16€

Publicidad