Luanco con nordeste candasín

Empezaba ya el medio crepúsculo con la gente sentada en la plaza, y mucha también de pie, esperando el momento que el viejo reloj de ... la torre diera las ocho para comenzar la función. Llegaba el aroma de la mar, ahora sin la ausencia de lo que fue un día la historia marinera y pescadora de Luanco. Y, un año más, el Coro Nordeste de Candás actuaba al aire libre en las fiestas de las Virgen bonitera del verano, aquí, a la misma vera de la bahía luanquina, pueblo, por tantas razones, hermano del de Candás, y, por eso mismo, con una sana y simpática piquilla entre ambos. Era una tarde para escuchar las canciones a la carta que toda la gente sabia, puesto que casi todas y todos habíamos nacido, crecido y respirado entre ellas. Voces muy marineras de hombres con caras y nombres conocidos, acompañados por guitarras y acordeón. Coro dirigido por Alfredo, que también, a ratos, alterna dirección y canto. De los tiempos de juventud, de los días de mar y de verbena, de los besos y el amor regresaban aquellos cantos de ayer y de hoy que nunca podrán borrarse, y que el coro Nordeste iba dejando sobre el corazón de la gente, sobre calles, tapias y jardines, sobre trozos de mar y playa de verano. Soplo fuerte y suave, dulce y bravo, puro y libre es el del Nordeste candasín llevándonos mar adentro con su música y letra que traduce tantas veces el lenguaje de nuestros quereres y sueños. Y así, navegando y navegando, «salimos desde Habana (o sea, desde la plaza del reloj), sin que nadie nos viera, con una linda guachinanga». Y oímos que «los grandes amores se visten de lindos colores». «Y que las conchas de mar lloran cuando pierden sus perlas». Escuchamos, sí, que «un abanico sirve para muchas cosas. Entre otras para ocultar el rostro de una mujer; y para ver entre sus varillas (si sabemos mirar con disimulo) la mar». En realidad escuchábamos nuestra propia voz, ahora con música y letra de este Nordeste candasín, aquí, cerca de la mar, de donde siempre viene y vendrá el más hondo mensaje de nuestros dos pueblos.