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Gaspar Meana

Las bolsas viven otro 'momento Greenspan'

Sábado, 4 de octubre 2025, 19:15

El puesto de máximo mandatario de la FED norteamericana siempre ha sido muy controvertido y sus decisiones, moviendo los tipos de interés, tienen una gran ... influencia en el devenir de la inflación y del crecimiento económico de Estados Unidos y, por consecuencia, del resto del planeta. Los últimos ocupantes del sillón de la FED, fueron Paul Volcker (1979-1987), Alan Greenspan (1987-2006), Ben Bernanke (2006-2014), Janet Yellen (2014-2018) y el actual Jerome Powell, que ostenta el cargo desde el año 2018. Todos ellos personalidades con una enorme talla intelectual y brillante formación financiera, pero ninguno dejó tanta huella como el neoyorquino y casi centenario Alan Greenspan.

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El mandato de Greenspan fue controvertido y, mientras que para unos fue un visionario que con sus políticas de reducciones drásticas de tipos de interés fomentó la enorme expansión del S&P500 y del Dow Jones, para otros su labor fue más bien parecida a la de un bombero pirómano, ya que la gran cantidad de liquidez que inyectó en el sistema podría haber estado detrás de la gran crisis que vino cuando en el año 2000 estalló la burbuja de las 'punto.com' y, también, de la crisis de las hipotecas subprime surgida en el 2007. En todo caso, Greenspan, hombre críptico y enigmático en sus mensajes, los cuales había que leer entre líneas, dejó para la posteridad grandes momentos como cuando en 1996 advirtió de la «exuberancia irracional de las cotizaciones bursátiles», frase que se conoce como 'El momento Greenspan'. Las bolsas, o sea el mercado o, lo que es lo mismo, todos nosotros, no le hicieron caso y en los siguientes años las subidas fueron espectaculares, hasta que llegó el batacazo del año 2000, con las anteriormente mencionadas 'punto.com'. Otra frase del mítico Greenspan fue cuando dijo: «Si creen que me han entendido, es que no me han escuchado bien», señal de que sus mensajes eran de todo menos sencillos o simples. No obstante, pese al batacazo del año 2000 y las bajadas cuando el caso de Lehman Brothers en 2008 y siguientes, el momento de casi ruptura del euro salvado por Mario Draghi, o el derrumbe cuando la explosión de la covid en 2020, la realidad es que las bolsas en las últimas décadas han vivido la mayor subida de su historia.

Y aquella advertencia de Greenspan, pronunciada en 1996, ha sido rescatada ahora por Jerome Powell, el cual ha venido a decir lo mismo en la reunión de Rhode Island al calificar el mercado como 'fairly highly valued' (bastante sobrevalorado), lo cual no quiere decir que las bolsas vayan a bajar ni lo contrario, porque el futuro es impredecible. Powell se encuentra en una encrucijada porque, por un lado, desearía no bajar los tipos de interés para controlar la inflación y, por otro, tiene la presión de Donald Trump y de los grandes inversores, que desean bajadas de tipos que alimenten nuevas subidas bursátiles, aunque eso podría reavivar la inflación y traer una crisis económica. El saber popular ya define este tipo de situaciones al decir que 'sorber y soplar a la vez no es posible'.

El comportamiento de las bolsas depende, sobre todo, de tres factores. El primero, los tipos de interés, ya que cuanto más bajos sean, menos competencia supone la renta fija (plazos fijos, bonos, letras, etc) para la renta variable (acciones). En segundo lugar, estaría el crecimiento exponencial que la nueva innovación tecnológica, que ahora es la IA, se espera que tenga en la economía mundial y, en tercer lugar, la oferta monetaria global existente (Global Money Supply), la cual ya alcanza los 140 trillones de dólares. El papel de esa oferta monetaria global se explica perfectamente con el juego del Monopoly, al cual todos hemos jugado alguna vez. Si en un momento determinado se decide repartir más billetes a todos los jugadores, inmediatamente el valor de las propiedades sube porque hay más dinero circulando. Al papel de la oferta monetaria tradicional hay que añadir ahora, otra oferta monetaria paralela que es la llamada 'Criptoexpansión monetaria', que consiste en que a través de monedas virtuales como el bitcoin, etc. se está creando dinero. También las 'Stable coins' (monedas virtuales con valor estable porque están referenciadas a algo concreto) juegan un papel de aumento de masa monetaria. A todo lo anterior, hay que añadir que entidades como el BCE y la propia FED se verán abocadas a comprar ingentes cantidades de deuda pública de los países occidentales para evitar que los gobiernos tengan que pagar un alto precio por los intereses de su deuda, lo cual colapsaría a todos los países. Todo ello lleva a lo mismo, a riesgos inflacionarios y a un aumento del dinero que circula, lo cual podría alimentar subidas futuras de las bolsas, pero con grandes baches y desplomes por el camino. Un camino no apto para cardiacos.

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Lo que sí parece claro es que hay un paralelismo claro entre la situación actual, con la reciente advertencia de Powell para cubrirse las espaldas, y el mensaje lanzado por Greenspan en 1996 y, es llamativa otra coincidencia. En 1996 Cisco, un monstruo de aquellos tiempos, invertía en sus propios clientes para así garantizar la demanda, formando un castillo de naipes que se podía derribar si caía una carta. Cuando el batacazo de las 'punto.com', Cisco llegó a caer un 85% y necesitó 25 años para recuperar el valor de los máximos del año 2.000. Ahora, Nvidia, el gigante tecnológico norteamericano, invierte 100.000 millones de dólares en Open AI, el cual es uno de sus principales clientes. En ambos casos se formaron 'relaciones circulares malsanas'.

El Premio Nobel de Economía del año 2013 refleja la diversidad de visiones explicativas de las bolsas que hay, ya que fue concedido a Robert Shiller, Eugene Fama y Lars Hansen. Shiller sostiene que los mercados financieros sobre reaccionan, dando lugar a burbujas irracionales, las cuales uno nunca sabe si está metido en una de ellas hasta que explotan y en ese momento ya es tarde. La versión opuesta es la de Eugene Fama, firme defensor de 'La Teoría de los Mercados Eficientes', la cual sostiene que las acciones no están nunca ni caras ni baratas, sino que están al nivel que tienen que estar en cada momento, ya que el mercado incorpora de forma automática toda la información que hay en el mundo y la información nueva que se va a producir es también impredecible. En ambos casos, con la teoría de Shiller o con la de Fama, es imposible saber lo que va a pasar.

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La economía y la vida son impredecibles por naturaleza, como lo demostró el Sporting el domingo pasado, perdiendo 3-4 un partido que ganaba por 3-0 y exhibiendo un gran juego, derritiéndose después como una mantequilla blanda. Pero, en la economía y en la vida no hay VAR para corregir las jugadas ni las decisiones, aunque viendo cómo lo 'manejan' (el término puede entenderse a gusto del lector), igual es mejor que no lo haya.

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