A lo largo de la historia de la humanidad cada vez que se produjo un cambio tecnológico intenso, como fueron la máquina de vapor, el ... tren, los automóviles, la informática, internet, las redes sociales… y ahora la IA (Inteligencia Artificial), se produce una especie de fiebre en la que surgen multitud de empresas dedicadas a ese nuevo motor económico, de las cuales sobreviven unas pocas que se convierten en líderes mundiales… hasta que surge otro motor que las desplaza. Ahora estamos ante la fiebre de la IA, de cuyo sector el líder mundial es Nvidia, empresa liderada por Jensen Huang, aunque en su accionariado tienen una fuerte posición fondos de inversión como Vanguard y Black Rock.
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Volviendo a la IA, el impacto en la economía mundial es enorme. El líder de la IA, Nvidia, tiene un valor bursátil de cinco billones de dólares. Dicen iconos de la escuela conductista de la economía, como Ariely y el principal, el estadounidense e israelí Daniel Kahneman –Premio Nobel de Economía del año 2002, compartido con el genial y excéntrico Vernon Smith– que el ser humano tiene dificultad para asimilar las grandes cifras y, por eso, aconsejan cuando se trata de cifras ingentes establecer otras comparaciones. Al final medir, es comparar y la comparación ayuda a medir. Por eso, decir que Nvidia vale en bolsa cinco billones de dólares quizá no le diga nada a mucha gente, pero si se le dice que Nvidia vale 50 veces más que Nike y 12 veces el valor de Disney y McDonalds juntos, ya ayuda a entender la enorme dimensión del valor de dicha compañía. Si lo comparamos con el valor entero del IBEX35 español, Nvidia vale un 300% más que todo el índice bursátil español. Si la comparamos con los grandes bancos españoles, Nvidia vale un 900% más que todas las entidades financieras juntas del IBEX35 (el BSCH, BBVA, Bankinter, Sabadell, Caixabank y Unicaja).
Si se compara su valor bursátil con el PIB de países punteros en el mundo, Nvidia supera al PIB anual de Alemania, Japón, Reino Unido o Francia y es un 200% superior al PIB español. Si la referencia se toma con competidores suyos en la IA, tan sólo se le acerca Broadcom con un valor de 1,8 billones de dólares, seguida por TSMC con 1,2 billones. El resto (AMD, ARM, INTEL, ASL y QUALCOMM) juntos no sobrepasan los 1,4 billones de dólares.
Pese a que hace medio año surgieron temores de que algún competidor chino pudiera disputarle el trono a Nvidia, en estos momentos sólo hay dos empresas que pueden optar a desbancarla de dicho liderazgo bursátil mundial y son Microsoft y Apple, ambas superando los cuatro billones de dólares de capitalización bursátil. El ritmo de crecimiento del valor de Nvidia pone la piel de gallina (o como decía el mítico Johan Cruyff, aquel genial jugador y entrenador del Barcelona, un visionario capaz de ver décadas por delante de los demás, pero negado para el uso de la lengua española, 'pone la gallina en la piel'). Hace sólo tres años, antes de que se hablase del ChatGPT, Nvidia 'sólo' valía en bolsa 400.000 millones de dólares; es decir, un 8% de su valor actual, lo cual indica un ritmo de crecimiento vertiginoso.
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Otro dato que es llamativo es el tiempo que tardó Nvidia en conseguir un valor bursátil de un billón de dólares desde que comenzó a cotizar y son 6.741 días, mientras que los rivales que disputan ese trono honorífico, Microsoft tardó 14.658 días y Apple 15.700 días. En los tres casos, una vez que consolidaron sobre el nivel de un billón de dólares, se produjo una explosión muy rápida y sostenida de su valor, pero en los últimos años, la carrera entre las empresas fue algo así como una competición entre un potente turismo deportivo y un Fórmula Uno, siendo éste último Nvidia. Partiendo de la base de que hacer pronósticos en el mundo financiero es lo más arriesgado del mundo, las perspectivas para el gigante que lidera la IA siguen siendo extraordinarias porque empresas como Meta, Google, Oracle, Amazon, xAI, Claude y el propio Microsoft anuncian grandes compras de los chips que fabrica Nvidia. Otro dato llamativo es que la empresa anunció que tiene una cartera de pedidos a corto plazo que sobrepasa el medio billón de dólares.
Las tres empresas (Nvidia, Microsoft y Apple) tienen un PER muy elevado. El PER (Price Earning Ratio) es un multiplicador que mide el número de veces que los beneficios de una empresa están comprendidos en el precio de la misma. Es decir, una empresa que cotice a 100 dólares y tenga un beneficio por acción de 5 dólares tiene un PER de 20 (resultado de dividir 100 entre 5). Las empresas de rápido crecimiento suelen dar bajos dividendos o incluso no darlos, ya que reinvierten casi todo el beneficio que obtienen y suelen tener un PER muy alto porque lo que se paga por una acción no es su valor presente, sino las expectativas que ofrece en el futuro. En cambio, las empresas que pertenecen a sectores más conservadores y consolidados suelen tener un crecimiento más lento y un PER más bajo porque, en ese caso, el presente y las expectativas futuras son más parejas entre sí. Incluso hay empresas que teniendo beneficios pírricos o nulos reparten dividendos entre sus accionistas, los cuales suelen tener un perfil inversor ultraconservador y se autoengañan con esos dividendos que perciben, los cuales, evidentemente, generan en el valor de la acción una bajada en el mismo momento en el cual se reparten (lo contrario sería magia). El PER de Nvidia es de 54, mientras que el de Apple y Microsoft ronda los 35 y hay empresas en el IBEX35 con un PER cercano a 10. Eso no quiere decir que unas estén caras y otras baratas, porque el mercado lo iguala todo y lo que justifica esa diferencia de PER o multiplicador de beneficios son las expectativas futuras de crecimiento de cada acción.
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Y, hablando de la IA, si alguien teclea 'Tesis de Miller y Modigliani', le sale algo así como que en «un mercado de capitales perfecto (sin impuestos, costes de transacción ni asimetría informativa), la política de dividendos de una empresa es irrelevante para su valor de mercado», lo cual derriba esa ilusión que tienen muchos inversores que tienen acciones y pretenden que el comportamiento de las mismas sea como el de un plazo fijo.
Lo que cambia el mundo no es la burocracia ni el wokismo que genera debilidad pusilánime. La tecnología y el darwinismo económico rigen el mundo, de modo que las empresas más capaces y que ofrecen algo diferente y valioso que las demás son las que se convierten en líderes y cambian nuestras vidas. Y, además, es bueno que sea así porque eso es lo que nos ha traído hasta aquí, pasando de las cavernas a la situación actual en pocos milenios.
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