Hoy puede ser un gran día
Que Joan Manuel Serrat haya sido por fin 'bendecido' por el Premio Princesa de Asturias de las Artes, en un país donde casi es obligado ... morirse primero para ser reconocido después, es una de las mejores noticias de la semana, del mes, e, incluso, si me permiten, del año. Y que eso ocurra desde Asturias, una comunidad que peca en demasía de baja autoestima pese a lo que genera fuera de sus fronteras, aún le otorga más mérito. Nada más conocer el veredicto del jurado, recordé casi de forma automática el entusiasmo de Tini Areces, Daniel Gutiérrez Granda y Miguel Acevedo por lograr un macroconcierto de Serrat en Gijón. Te pones en plan retrospectivo y te sitúas en aquel 2 de junio de 1994, en una butaca del Palacio de los Deportes, con toda tu familia (entonces completa), en el concierto que trajo a la ciudad al del Poble-sec y a su séquito de amigos: Pedro Guerra, Miguel Ríos, Ana Belén y Víctor Manuel. A punto están de cumplirse treinta años de aquel mítico concierto del que aún conservo la entrada, cuando las entradas eran en papel. Treinta años del Nano y los suyos, de su 'Mediterráneo' y 'Penélope', pero también de un germen de vial soterrado en Jove del que ya hablábamos en EL COMERCIO. Por haber, había hasta una propuesta de trazado. Mañana estará aquí el secretario de Estado de Transportes para hablar de estos asuntos. Habrá que ver si entonamos aquello de 'hoy puede ser un gran día' o 'se acabó la fiesta'.
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