La oportunidad del PP

Feijóo es una figura indiscutible en el PP. Cuando Mariano Rajoy anunció que dejaba la política activa, tras ser censurado en el Congreso de los Diputados, todos los sectores del partido miraron hacia Feijóo. En aquella ocasión se disculpó por los compromisos adquiridos con Galicia. En el pasado mes de febrero, cuando se desató la crisis en la dirección del partido, los barones autonómicos presionaron a Feijóo para que diera un paso al frente. En el Congreso de Sevilla quedó reflejado el alto grado de consenso que suscita. Dos rasgos afianzan su liderazgo interno, los grandes registros electorales (cuatro mayorías absolutas consecutivas en la Xunta de Galicia) y la seriedad en sus manifestaciones y planteamientos. Como él mismo destaca, es un político alérgico a las frivolidades. Su prestigio ha servido para suturar la herida abierta en la organización y relanzar un nuevo proyecto que Feijóo vincula a alcanzar la victoria en las próximas elecciones generales y gobernar en España. No cabe duda de que su perfil electoral es un elemento esencial para ilusionar a las bases del PP.

Con una lectura inteligente de la situación, el nuevo presidente ha optado por una descentralización del poder interno, prometiendo más autonomía para las organizaciones regionales y eligiendo unos órganos de dirección en clave territorial, con una alta participación de andaluces y gallegos. Asturias estará representada en el Comité Ejecutivo Nacional por la presidenta regional Teresa Mallada y el vocal Pablo González; el exsenador Mario Arias estará en la directiva nacional.

Tal como reconoció ante los participantes en el Congreso el desafío es gobernar. En línea con su trayectoria como presidente de Galicia quiere orientar la acción política hacia la moderación para ocupar el espacio del centro-derecha. Ha reconocido que sus referentes son los expresidentes Aznar y Rajoy, y manifestó que nunca va a renunciar a reeditar las mayorías absolutas de sus dos antecesores. Una aspiración especialmente compleja en una época de voto fragmentado, aunque el electorado ha dado muestras en las últimas convocatorias a las urnas de alejarse de los partidos surgidos al calor de la crisis económica del año 2008. Hacer política con la vista puesta en los 176 escaños obliga a estar dispuesto a integrar minorías sociales y políticas que no comulgan con todo el argumentario del partido.

Para el PP asturiano se abre una gran oportunidad. Necesita hacer uso de la autonomía que brinda Feijóo a todas las organizaciones regionales y cuenta con un líder en Madrid que lleva diez años suscribiendo acuerdos con el Principado y compartiendo políticas de Estado, como es el caso del modelo de financiación autonómica, el reto demográfico o las medidas para hacer viable la industria electrointensiva. Feijóo conoce con detalle la problemática de Asturias.

Teresa Mallada, como presidenta del PP regional y presumible candidata a la Presidencia del Principado, puede avanzar sobre el vector del centro-derecha, en una coyuntura en que ese espacio en Asturias está en vísperas de una profunda remodelación, dada la crisis generalizada de Ciudadanos y la decadente secuencia electoral de Foro. El reto del PP es recuperar la cuota electoral que tenía hasta el año 2011, condición necesaria para tener opciones de gobernar. Se dan las circunstancias en el escenario político, ahora hace falta abrir más el partido a la sociedad y generar complicidades con sectores diversos, sabiendo que en Asturias ganar a la izquierda nunca fue una tarea fácil.