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Miguel Ángel y su muñeca

Isabel Díaz Ayuso blanquea bulos con bulas, reparte óbolos por bolas, colorea trolas del ventrílocuo

Martes, 2 de diciembre 2025, 00:29

Maricarmen y sus muñecos, J.L. Moreno y los suyos… y M.A.R. e Isayusi, mezcla de rebelde sin causa y ofendidita urbana en ... el Madrid de cañas y barro, capital de la España de coñas y fango, mayorista de (mala) uva, caníbal de ese pulpo gallego que no sabe si va o viene, sube o baja, baila con Abascal o con 'Puchi'. Isa, en la intimidad ática de su amante bandido; Ayuso, a secas, en la luminosa Puerta del Sol, frutera en San Jerónimo, poeta de verso libre ante la prosa de Génova y extraña cuando la mano que mece su gesto y el ventrílocuo que habla por ella, se toma el día libre.

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Texto simple, lengua aguda, palabra llana, expresión esdrújula, aire de empollona cantando la lista de reyes godos; en el Congreso parece doña Rogelia, en Sol, la juvenil Daysi con caída de ojos y, en San Isidro, Monchito con aire chulapo y castizo. Mujer de luces (intermitentes) y sombras (intensas), sol mañanero, luna menguante, domina la lengua propia y las ajenas, como E. Aguirre, su madre política, la Cultura cuando, ministra, loaba a la «fantástica pintora» Sara Mago tras mutar, al parecer, de sexo y arte el Nobel portugués.

Síntesis de Agustina de Aragón, Daoiz y Velarde, aguanta, estoica el odio de comunistas anti cañas, sanchistas bolivarianos, menas invasores, marchas arco iris, blancas, verdes, familiares de fallecidos en residencias, al Pradales y su amenazante ¡euskaldun! traducido con el diccionario euskera-cañí, por pim, pam, pum, el fuego amigo de barones del PP y del varón de la República Independiente de su ático.

Combina la mala uva con el bulo de piscifactorías M.A.R., se ríe del «crucero» de niños pijos, progres baratos y actores clase 'B' rescatados por el Salvamento (la realidad ama la ironía) Marítimo israelí; tan firme objetora de leyes ajenas como defensora de la propia, expresión naif de política vacía que bebe-vive de la bilis generada por patrióticas vísceras, guía espiritual de la new democracia, brújula contra la dictadura sanchista. Ayuso encarna la «libertad guiando al pueblo» (versión Julio Romero de Torre) tras cambiar la barricada por la barrica de vino peleón y el barril de cerveza libertaria. Blanquea bulos con bulas, reparte óbolos por bolas, colorea trolas del ventrílocuo y, sobre todo, representa el número circense con un «ciudadano (muy) particular», lactante del poder, cebado con pienso público y muy aseado con la sofística del mentiroso compulsivo, sostenido con fondos públicos.

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