Barbón, una fiera domesticada
El pasado lunes, Pedro Sánchez vino a Asturias a darse un baño de batas blancas. Nada más y nada menos. No se recordará la visita ... por sus anuncios sobre los cribados neonatales o la teoría de la descentralización patriótica, sino por sus muchos silencios abrumadores. Tanto del presidente del Gobierno, como de su anfitrión Adrián Barbón. Por cierto, produce vértigo la diferencia del número de pruebas entre cribados entre las autonomías. Tanto como la heterogeneidad de las pruebas de acceso a la Universidad de las que se hablará y se escribirá dentro de un mes. Yo no sé si, contradiciendo a Sánchez, podría ser antipatriótico pedir que el Estado recupere las ciertas competencias en Sanidad y Educación. Lo que tengo claro es que evitaría diferencias y desigualdades, como, sin ir más lejos, la de los cribados o pruebas del talón de la que nos habló, sin salirse de la letra, Sánchez.
En la visita de marras, al bueno de Adrián Barbón, que días antes había sacado, o eso creíamos, su parte fiera, su rugido de león, jugó el triste papel de comparsa presidencial. De la boca del 'Tigre de Laviana' no salió ni siquiera un triste maullido de gato. Pedro Sánchez no quería preguntas sobre aspectos muy concretos que la sociedad asturiana lleva preguntándose mucho tiempo, desde la pifia de las Cercanías al fiasco del vial de Jove, entre otros. Sin embargo, Adrián, sin achantarse tenía la obligación de preguntar por ellas: Y lo de Asturias, Pedro, ¿qué?
Hay un malestar bastante generalizado de Asturias con el Gobierno Central. En Gijón, al frente de este descontento están la Alcaldesa, por supuesto los vecinos de la zona Oeste y sus asociaciones, los partidos políticos y el gobierno del Principado de Asturias. Sin embargo, ¿es esta una unidad sin fisuras? Algunos sospechan que los socialistas gijoneses y asturianos son una 'quinta columna' del Ministerio de Transportes. Esperemos que no se equivoquen de bando, porque para ellos podría, los socialistas, podría ser mortal. Y respecto a Barbón, debería ver claro que, al margen de aspectos técnicos en este malestar en infraestructuras, hay un aspecto político que tiene que ver con la subordinación y sobre todo el ninguneo del Gobierno de Asturias. Y ese menosprecio se agudiza con visitas como la de Sánchez el pasado lunes.
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