Prefiero Cimadevilla a Cimavilla. Está última –Cimavilla– tiene todas las bendiciones y presiones del nuevo Plan de Normalización Lingüística para acabar siendo exclusiva. En mi ... modesta opinión, un error. Cimadevilla no es una castellanización impuesta por la dictadura franquista, como llegó a decir un exconcejal de política lingüística, sino el nombre históricamente utilizado para denominar el barrio alto de Gijón. Ya en el siglo XV, al barrio de pescadores surgido en la falda del peñón de Santa Catalina se le llama Cimadevilla, en oposición a 'Bajovilla' (curiosamente aquí sí se perdió la preposición de), la parte llana hacia la que se extendía la ciudad.
Llámenlo ustedes como gusten, lo cierto es que estamos, no solo ante el barrio más peculiar y pintoresco de Gijón, sino también, y según la publicación 'Condé Nast Traveler' uno de los de mayor solera de nuestro país.
En la lista de los quince barrios más guapos y auténticos de España realizada por la revista de viajes citada más arriba, Cimadevilla figura en la cuarta posición. Solamente detrás del Sacromonte granadino, el casco antiguo de Santiago de Compostela y el barrio de La Vegueta, en Las Palmas. Y por delante de barrios como Santa Cruz, la Barceloneta, el Albaicín y otros afamados barrios de España.
No sabemos cuáles fueron los criterios que se aplicaron en esta lista que tan bien deja a los playos. En la revista se destaca la mezcla de 'tradición y vanguardia'. La tradición referida a la historia, los chigres, algunos monumentos en los que citan a la plaza Mayor, que bien mirada tiene su encanto, y, literalmente, 'palacetes como el Revillagigedo'. Todo ello haciendo juego con la animación y la modernidad contemporánea con obras destacadas como el 'Elogio del horizonte'. Indudablemente, todo esto no sería nada sin ese duende, ese sabor que es la esencia del viejo barrio gijonés y que nos pone a la cabeza de este turismo de barrio, probablemente la forma más auténtica de viajar y conocer una ciudad.
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