Los concursos de ideas en el urbanismo gijonés se parecen, salvo alguna excepción, a planes en el limbo. Sin embargo, no es nueva esta tendencia ... a los proyectos que no pasaron más allá del papel, algunos de ellos por fortuna para la ciudad. Por ejemplo, cuando yo era niño se hablaba de una monumental avenida del mar que iba desde Begoña, tomando el ancho del paseo como medida, a la plaza del Marqués, lo que se llevaría por delante la destrucción del centro de la ciudad. Y, sin ir tan lejos, ¿se acuerdan de aquel proyecto del espigón 'semisumergido' que salía de las peñas de San Pedro rumbo a Gran Bretaña? Héctor Blanco recoge en su libro 'Gijón, la ciudad que nunca existió' varios de estos proyectos realizados hasta la última década del siglo XX que duermen el sueño de los justos.
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Hasta hace relativamente pocos años, los proyectos ganadores presentados en los concursos de ideas urbanas estaban alentados por la idea de su realización, de su construcción. Luego las circunstancias económicas, la miopía gubernamental o la imposibilidad de un acuerdo entre vecinos, impidieron ese paso de las musas al terreno. El proyecto del plan de vías de Junquera y Fombella no se llevó a cabo por la crisis financiera de 2008. El proyecto de talasoterapia 'Salamandra' no se hizo por miopía del Ayuntamiento, erigiendo en su lugar un edificio bastante anodino. Al proyecto de Celestino Braña sobre las fachadas del Muro le faltaron acuerdos de las comunidades de la zona de San Lorenzo. Sin estos impedimentos, hoy tendríamos estación, 'Salamandra' acogiendo la talasoterapia y un paseo del Muro con fachadas más armónicas y soportales.
A los habitantes que viven y disfrutan de Gijón poco les importa la polémica sobre las bases del concurso de la 'playa verde' del Rinconín, entre el Colegio de Arquitectos de Asturias o el Ayuntamiento. Lo fundamental es que este concurso no sea, como fue el de Fomento-Poniente, un mero postureo urbanístico, sin ninguna voluntad y obligación de llevarlo a cabo. Si al decir de los arquitectos y técnicos hay que pulir algunos aspectos de las bases, que se cambien. Pero que se estipule un compromiso claro para que el proyecto premiado sea factible, realizable, y no se quede en el cajón de las ideas perdidas.
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