Resucitar a Foro

La exalcaldesa de Gijón no está dispuesta a dejar morir por inanición al partido que un día gobernó Asturias. Tras el trauma vivido con el fundador (Álvarez-Cascos), Moriyón está dispuesta a liderar el «postcasquismo» sobre bases nuevas.

Desde 2011, Foro fue un grupo autonomista, centrado en Asturias y con vocación reformista. Eran fervientes partidarios del autogobierno por la vía estatutaria, reconocían su amor por Asturias y se proclamaban reformistas (basta recordar su interés por declararse herederos de Melquiades Álvarez).

De la definición de Moriyón nos quedan dos notas: transversal y de centro. Cuando un partido se considera transversal asume valores de la izquierda y de la derecha; situarse en el centro es equidistar de la izquierda y la derecha. Conclusión, hablar de partido transversal es lo mismo que hablar de partido de centro.

Este es el primer cambio notable, la reivindicación nítida de Foro como partido centrista.

Para ser rigurosos digamos que en 2011, cuando Foro ganó las elecciones autonómicas, no se presentó como partido de derechas ni de izquierdas. Ganados los comicios, Cascos tendió la mano a todos los partidos, sin establecer preferencias.

El fundador se movió en una indefinición ideológica que se fue decantando por la vía de los hechos, hasta llegar a compartir candidaturas electorales con el PP.

Bien es cierto que con una biografía de político de derechas tan explícita como la de Cascos, nadie dudó en situar a Foro en la derecha. O como decía la FSA, en «la derecha extrema». Alteraban el orden de los términos porque les parecía muy fuerte decir que Foro era de extrema derecha. Juegos de palabras del dúo Fernández (Javier)-Gutiérrez (Jesús).

De la comparecencia de Moriyón destaca la voluntad de permanencia del partido, pese a los sucesivos descalabros electorales, y la acomodación de los estatutos de la formación a lo que ya es práctica habitual de Foro en las instituciones.

Desde el inicio de la actual legislatura autonómica, Foro se comporta como partido de centro, interesado en negociar y pactar el proyecto de presupuestos de Adrián Barbón y renuente a mantener la dinámica de acuerdos electorales con el PP, para romper con la herencia de Cascos.

La presidenta habló de reformular las bases ideológicas, pero no llegó a detallar si Foro va a ser un partido asturianista, con las connotaciones que esa etiqueta tiene en el debate político asturiano.

El PAS o la URAS fueron partidos asturianistas con representación en la Junta General del Principado. En la lucha con Cascos, la presidenta cooptó para la dirección del partido a personas con una larga militancia en el campo del asturianismo, que fueron protagonistas del cruce de diatribas con el fundador.

Sería bueno que en el congreso extraordinario se aclarara ese extremo, habida cuenta de que Foro tiene bajo su disciplina un diputado que podría ser decisivo en la votación sobre la cooficialidad del bable, ya que a la izquierda le falta un escaño para alcanzar la mayoría de tres quintos que exige el Estatuto de Autonomía para proclamarla.

Foro debutó ganando las elecciones autonómicas con 16 escaños. A los seis meses de la investidura, Cascos convocó anticipadamente a las urnas y el grupo quedó en 12 diputados. En 2015, Cascos realizó un anuncio sorprendente al renunciar a ser candidato y dejar la Presidencia del partido en manos de Cristina Coto, que también encabezó la candidatura electoral. Resultado: 3 diputados. En 2018, el fundador quitó a Coto, dándole la batuta a Moriyón. En las últimas elecciones se tuvieron que conformar con 2 escaños.

Cuando un partido sigue esta secuencia (16, 12, 3, 2) las dudas sobre la capacidad de mantenerse como partido parlamentario son obvias. La progresión descendente indica que la gente ha dejado de considerarlo un instrumento útil para la sociedad.

Pese a las buenas intenciones, sus propuestas y su actividad en las instituciones son de bajo perfil, con la sobresaliente excepción del grupo municipal del Ayuntamiento de Gijón, encabezado por Jesús Martínez Salvador, que es, de facto, el líder de la oposición al gobierno de Ana González.

En tiempos de fuerte polarización, el centrismo no es una alternativa que suscite entusiasmo. Puede ser una disculpa para votar unas veces con el gobierno y otras con la oposición, pero la gente prefiere blanco o negro.

Ya estamos viendo el naufragio de Inés Arrimadas, como reinventada dirigente centrista, o el patetismo de las intervenciones de Edmundo Bal en la campaña electoral madrileña.

Carmen Moriyón tiene firme voluntad de intentar enderezar el rumbo de Foro. En política, como en la vida, la fuerza de voluntad es clave. Ya intentó desafíos no menos complicados: el mismo día que Foro perdió el 75% de los escaños en las urnas regionales, ella ganaba las elecciones en el Ayuntamiento de Gijón. Es la única candidata de derechas que ganó al socialismo gijonés en 42 años de elecciones municipales.

El futuro nunca está escrito, pero seamos sinceros, la tarea es muy, pero que muy, complicada.