¿Para qué sirve la sed?
Hoy, día 6 de Agosto, Jovellanos, por 211 vez desde 1811, entrará en Gijón por la Puerta de la Villa. Inmediatamente empezará a trabajar. Se ... ocupará de resolver nuestros inmensos problemas de etiología variopinta. Ellos nos trajeron a la mente la frase de don Antonio Machado que dice. 'Bueno es saber que los vasos nos sirven para beber; lo malo es que no sabemos para qué sirve la sed'. En Asturias existen ya numerosos parques eólicos, tanto competencia del Principado como del Estado, con un total de 1324 torres. En cuanto a potencia instalada hay del orden de 600 Mw, así como 1.600 más en marcha a sumar a los ya instalados. En energía eólica marina se prevén crear otros 770 Mw. antes de 2030. Además, se están modificando las directrices regionales para facilitar la implantación de más aerogeneradores. Por ello la producción se elevará sensiblemente sobre los aproximadamente 1,300 Gwh/año actuales…La producción de esta ingente cantidad de electricidad genera, a más de otros problemas de producción, transporte y (lo único fiable hasta ahora son los embalses de Franco) almacenamiento. El dilema está en saber si su finalidad es el de ser una materia prima para ser utilizada por terceros o un factor de crecimiento nuestro.
Todos conocemos que la electricidad es una materia prima igual que el carbón, el gas, el hierro, el acero, el hidrógeno o el aluminio y que estas solo valen para ser transformadas en la creación de una industria competitiva e innovadora que las aproveche. Entre ellas está la más importante: el ámbar gris del cerebro humano que si no se mueve se solidifica en gris e inútil escoria de cenizas.
No os decimos nada nuevo, ni proponemos ninguna novedad pues todo ya lo dijo Jovellanos que viajó al Goierri en agosto de 1791 para confirmar las bases de un modelo de industria transformadora que ya se estaba iniciando en el País Vasco. De ahí también sus largas reuniones con las más importantes personas ligadas a las ideas ilustradas y vinculadas con el proyecto pedagógico de Vergara, así como con las industrias transformadoras, ligadas a la ferrería, que estaban naciendo en aquellos lugares y que culminaron en, el hoy potentísimo, en muchos sectores, patrimonio industrial vasco: De ahí sus reflexiones que podéis leer en sus diarios. De ahí su interés en crear en Gijón un instituto, donde sin olvidar la base de las humanidades, se enseñasen las técnicas fundamentadas en un enfoque científico y no escolástico. Para ello planificó que ambos se fundiesen en un plan de estudios donde se impartían lenguas modernas, física, historia natural, matemáticas, dibujo, química, mineralogía, metalurgia, economía, para que se pusiese énfasis en el conocimiento, la Innovación, la tecnología aplicada, así como en una estrecha cooperación con la industria, dado que él consideraba que el crecimiento se basaba en una industrialización nacida de las ciencias útiles. De ahí que, para él, el Instituto fuera solo un instrumento para que Asturias progresase, enmarcado en su estrategia para el futuro fundamentada en estudiar la situación vigente, analizarla y desde ahí, diseñar unos objetivos verosímiles, fijarse unas metas, y tener el firme propósito de alcanzarlas a través de unos procedimientos razonables.
De ahí que, más que el carbón o hierro en bruto, le interesara transformar los productos agrarios, tener procedimientos de conservación para carnes y pescados, estabilizar la sidra, salar y envasar la manteca, fabricar licores. producir tejidos, paños, fieltros y confección, tener fábricas de loza, extraer del carbón el alquitrán y el azufre para, tecnificado el producto, conseguir una comercialización estable y crear un sector siderometalúrgico que, como el de nuestros vecinos vascos, produjese, tanto transformados como menaje. Fracasó pues, después de su desaparición, triunfaron el estamentalísmo y el clientelismo. Por ello murió hasta el intento de aumentar la producción de hierro a través del carbón y de la reducción del mineral de hierro a metal puro mediante nuevas técnicas, tales como la de elaborar coque a partir del carbón: pronto se abandonaron hasta las minas por falta de rentabilidad. Por eso a los que seguimos su estela, más que la electricidad que generen los eólicos, terrestres y marinos, nos preocupa la industria, desde la biológica y la química, hasta la metálica y la de diseño, que vayamos a crear con ella. Y también que, con lo que aprendamos al hacer nuestros aerogeneradores, seamos capaces (nuestros puertos y la plataforma industrial creada en El Musel tienen acceso a los 7 mares, en especial a los europeos) de venderlos en el exterior por ser innovadores, de calidad y competitivos.
Creemos que ahora, de nuevo, es el momento de seguir la estrategia de don Gaspar para crear una nueva economía en Asturias, porque la producción depende directamente del conocimiento y la iniciativa, ya que sin capital humano no hay crecimiento. Economía que es la de avanzar fundamentados en esperanzas sólidamente cimentadas y desarrolladas con la energía, osadía y tranquilidad de ánimo necesarias para crear actividad competitiva. Actividad que además de en el campo, la logística y el turismo, estará, entre otras cosas, basada en una industria transformadora endógena e innovadora de raíz autóctona y jamás (como la historia de los fiascos precedentes ha demostrado) ni en las materias primas (sean éstas el hidrógeno, el carbón o el acero ) ni en los regalos que nos traigan los diversos 'Misters Marshalls'. Caminar hacia esa Nueva Frontera es movernos ordenadamente, desde un modelo económico obsoleto a uno basado en la innovación. Tenemos que hacerlo con rapidez pues la lentitud es suicida. También debemos hacerlo tras abandonar el proteccionismo, las subvenciones al funcionamiento y, en los sectores muy ligados a la industria básica, olvidar plantearlos más como industrias auxiliares de las grandes empresas que como sectores creativos e independientes. Por el contrario hemos de seguir el ejemplo de las empresas innovadoras, que en Asturias siempre hubo desde las antiguas (segunda mitad del siglo XIX) de cristalería y loza, tras pasar por algunas de las pasadas décadas que se han consolidado para llegar a ser parte de grandes grupos mundiales, hasta muchas empresas actuales que compiten en el mercado global. Y no me refiero a las grandes, como, por ejemplo, TSK, Reny Picot, los astilleros Gondán y Armón, o las eólicas como Windar, sino a empresas pequeñas en diversos sectores, desde la moda a la informática o a la transformación agroalimentaria.
Para llegar a la meta hay que estárcela firmemente anclados en la realidad y tener un planteamiento territorial global, pues la Tierra quiere Pueblo, que no es ya hoy nuestro pequeño terruño, sino que se corresponde con la antigua Gallaecia Romana, desde Cantabria hasta Porto, y de la que el mar Cantábrico es una parte esencial, dentro de la cual hay que apostar por la competencia sinérgica, tras erradicar el minifundismo, las políticas clientelares y las luchas fratricidas sin límites. No es tan difícil, los asturianos fuera de aquí luchamos por salir adelante en cualquier circunstancia, trabajamos en equipo, vemos lo bueno….
Vamos a terminar mencionando otra vez a ese Jovellanos que nos enseñó que para tener futuro hay que tener antes una visión global. Tras ella, un proyecto que para ser alcanzado necesita ilusión, inteligencia y empuje para desarrollar nuestros propósitos, así como capacidad para impulsar a los demás. Por eso el Noroeste debe avanzar unido con comprensión mutua y apertura de miras. Lo que es seguir el rumbo de Jovino, que hoy preconizaría, a más de las bien intencionadas acciones improvisadas y esporádicas, que solas suelen ser estériles, un proyecto global como el que creó él. Y sobre todo debemos ser alegres y optimistas porque lo peor en nosotros es que hemos creado un ambiente tal de tristeza, que nos lleva a no tener confianza para invertir. Pensar que todo va a salir mal, dejar que emprendan los de fuera: y no es así. Tenemos posibilidades. Debemos alegrarnos. Con la alegría que tuvo don Gaspar, incluso entre sus mayores amarguras.
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