Decía Truman Capote que «la disciplina es la parte más importante del éxito». Y es más fácil que apliquen tal disciplina las personas a las ... que les gusta mucho su trabajo y, por ello, están más motivadas. Sirva esto de introducción a un problema complejo, con causas diversas, pero que afecta severamente a la productividad: el absentismo laboral. La patronal CEOE cifra en 32.000 millones el coste del descontrol de las ausencias laborales crecientes. Es más, cuando se les pregunta a los empresarios sobre los principales riesgos para su actividad ponen, en primer lugar, el absentismo, por encima de otros recurrentes como la falta de mano de obra cualificada en España –lo cual es una deprimente paradoja en un país en el que somos campeones del paro– o la inestabilidad regulatoria española. Hay empresarios que lo califican como una «nube negra» y que ponen encima de la mesa un dato alarmante: hay más absentismo laboral ahora que en el período del covid y urgen a revisar la legislación.
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Hay casos muy llamativos, como el de Eulen, que es uno de los grandes empleadores y que sufre un absentismo que llega al 11%: 5.000 trabajadores al día. ¿Qué se puede hacer contra tanta ausencia no siempre justificada? Por descontado, tratar de motivar al trabajador e impulsar un orgullo de pertenencia a la compañía sería un primer paso necesario. La visión sindical, por el contrario, pone de manifiesto que el problema general en muchas empresas son las malas condiciones de trabajo y las listas de espera en los hospitales, dado que, siempre según la visión sindical, los accidentes de trabajo crecen en nuestro país y forman parte de un paquete que unos llaman bajas médicas y que el empresario denomina absentismo laboral. Por otro lado, se llega a afirmar desde algún sindicato que en el sector servicios hay esclavización.
El problema es muy complejo, pero es preciso resolverlo porque afecta negativamente a nuestra productividad, siempre muy deficiente en nuestro país. En mi opinión, cabe actuar en diversos frentes y, sin ninguna duda, la burocracia en el sistema laboral y sanitario es uno de ellos. También es relevante dotar de más recursos a los servicios sanitarios y las mutuas con el objetivo de mejorar los diagnósticos iniciales, los tratamientos e intervenciones y el seguimiento de los procesos de baja, así como la mejor resolución de los procesos de larga duración.
Muy singular es la solución de una industria alicantina que refleja como pocas el cambio de paradigma laboral que vive la sociedad española. La empresa, como tantas de esa zona hace 50 años, pagaba una ayuda de material escolar para los trabajadores que inmigraban, principalmente, de Andalucía y Castilla-La Mancha con sus familias numerosas. Hace tiempo que dejó de hacerlo porque hay menos niños y la situación de las familias a las que da empleo ha mejorado mucho, afortunadamente. Sin embargo, sí que tiene establecido un plus antiabsentismo en el convenio colectivo: solo lo cobran aquellas personas que no falten más de tres veces al trabajo.
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La compañía compite con decenas de proveedores nacionales e internacionales para suministrar componentes muy específicos a las grandes fábricas del automóvil. Para ello lleva invirtiendo una parte muy significativa de sus beneficios en investigación y desarrollo. Es, en ese aspecto, un modelo de transformación en el sector. Lo único que no podría asumir es la impuntualidad en la entrega de un pedido, algo que se puede producir si faltan trabajadores en puestos clave.
Ciertamente, pagar por no faltar al trabajo podría parecer descabellado a principios de siglo, pero no después de la pandemia. Las incapacidades temporales hacen que casi un millón y medio de personas no acudan cada día a trabajar. Las bajas han crecido un 87,5% desde el covid y España, en donde no era un fenómeno acusado, ha superado al resto de países europeos excepto Francia, con el agravante de que le dobla en paro. Por otro lado, el envejecimiento y las enfermedades aparejadas a él están multiplicando las bajas. Con todo, las patologías que más crecen son las relacionadas con la salud mental. La tendencia es generalizada, pero en algunas partes del país la situación es aún más grave.
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País Vasco es el líder en absentismo laboral con una media que resulta un 41% superior a la del resto de España. La composición de su economía, con un elevado peso en la gran industria y el transporte es la causa principal del problema, aunque hay quien pone el foco en la inflexibilidad de los sindicatos locales y la cultura 'antiempresa'. No cabe duda de que el absentismo en España se está convirtiendo en el gran problema de la década y es multifactorial. Su impacto en la competitividad es duro.
Recientemente se ha dado a conocer el 'ranking' de las mejores empresas para trabajar en España. Las diez primeras son, por este orden: Deloitte, GSK, Banca March, Takeda, PxC, Endesa, Bankinter, KPMG, IPG Mediabrands y Hays. Estas empresas están convencidas de que la ventaja competitiva sigue siendo el capital humano. Cuidarlo es clave, así como garantizar un favorable ambiente laboral. Estas empresas recibieron el premio por su contribución a la implicación empresarial en el cuidado humano y en la integridad de los trabajadores. Una empresa que motiva a sus trabajadores también logra reducir el absentismo. Urge tratar este problema por el bien de la sociedad española y la competitividad de nuestra economía.
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