El tiempo da... O no

Se habló mucho de este asunto al principio, cuando se inauguró el mundial, pero después, poco a poco, a medida que se han sucedido los partidos, se ha diluido como si la falta de derechos y libertades en Catar fuera algo solo anecdótico. Una curiosidad.

«Qué pesada está usted con este asunto», pensarán algunos, y, sinceramente, me da igual lo que piensen, aunque no se preocupen, que a esos luego los leo en los cometarios. No se vayan a sentir, pobrecitos, poco importantes por decirlo únicamente en la barra del bar o en la barra de Twitter y no obtener más que la típica mirada de «tu opinión no me importa y paso de ti, que bastante tengo con lo mío». Y me da igual porque creo firmemente que es muy importante denunciar 'lo de Catar' (lo voy a llamar así para abreviar). Una sociedad que antepone un deporte -por rey que este sea o se le llame- a los derechos y libertades de las personas, es una sociedad enferma. Muy enferma. Y cómplice de que eso se repita en próximas ocasiones.

«Ah, pero es que eso ya pasó antes. En Argentina y en Rusia». Argumento que oigo y leo mucho. Pues nada, oye, como ya pasó una vez, repitámoslo hasta el infinito. Mañana podemos hacer el Mundial de fútbol en... A ver, elijan un país donde los derechos humanos y las libertades de las personas sean algo sobre lo que las autoridades gobernantes se mofen (por no decir una vulgaridad). Podemos hacerlo en Siria, Irán, Sudán, el Congo, Myanmar... Estos son los peores. No lo digo yo. Están en la lista de los 'Los 10 peores países para los Derechos Humanos', pero hay más, claro. Sí, lo sé. Quizá no sirvan porque aquí hay algunos demasiado pobres para esto del fútbol y es que una cosa es no respetar derechos; y otra, no tener dinero. Y hay que tenerlo. Mucho dinero.

«Occidente no es mejor». Esto también me lo han dicho acompañado del «cuando nosotros éramos imperio, hacíamos barbaridades». Hombre, sí, hace mil años, y de todo hay, pero creía que lo de los derechos humanos era algo que ya lo teníamos más que aprendido. Por favor.

Pesada, sí. Soy pesada. Lo soy porque esto que hacemos, lo de mirar para otro lado, hacer como que Catar no es un país absolutista que vive en la Edad Media, es lo que están aprendiendo los niños, los más jóvenes. El fútbol y el dinero están por encima de todo. De absolutamente todo. Bonitos valores. Sí. Preciosos.

En fin, que será el tiempo quién nos juzgue. O no, porque ya no sé si fiarme del tiempo. ¿Por qué? Porque dicen que el tiempo da y el tiempo quita y, no sé lo que piensan ustedes, pero a mí me parece que existe un desequilibro entre ese dar y ese recibir. Hay a quien el tiempo da mucho y a quien, también, el tiempo quita demasiado.