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Ricardo Cordero en su silla en la rampa lograda.
El Antiguo, más accesible
OVIEDO

El Antiguo, más accesible

La calle San José cambia los escalones por una rampa para «eliminar barreras»

María Lastra

Lunes, 26 de mayo 2014, 13:15

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Hasta hace apenas 15 días llegar a la farmacia o al ultramarinos que Ricardo Cordero Pando tiene a tan solo unos metros, implicaba para este discapacitado una aventura nada sencilla, que comenzaba a las puertas de su portal en la calle San José. «Tenía que dar un rodeo bastante grande, con la dificultad añadida de estar obligado a subir esta calle demasiado empinada», explica. No parece tan complicado, pero la perspectiva cambia si tienes que hacerlo desde la silla de ruedas con la que se mueve por la ciudad, y a la que vive pegado desde hace 10 años. Después de peticiones varias, el Ayuntamiento decidió cambiar las escaleras, que le impedían el paso, por una rampa en el cruce de San José con El Postigo Alto. Una obra sencilla, que a juicio de Cordero «elimina barreras, y potencia además la igualdad y la integración de las personas».

En el número 16, el de su piso, «somos hasta cinco personas con sillas de ruedas». Todas han salido beneficiadas con estas obras, pero no han sido las únicas. Los que van en bicicleta, con el carro de la compra o las personas mayores «también han aprovechado el cambio». Mientras lo cuenta, su hija sube por la rampa con el carricoche para el encuentro habitual de Ricardo con su nieta. «Es evidente que no solo a los discapacitados nos viene bien la eliminación de barreras», afirma sin perder la sonrisa.

Él sabe que aún quedan muchas batallas por ganar, pero es un hombre agradecido y optimista que mantiene que desde el accidente laboral que sufrió hace una década cuando trabajaba como capataz de obras públicas para el Principado «he visto cambiar mucho las cosas, y para mejor». En esto da las gracias al edil de vías, Benjamín Rodríguez Cabañas, y al ingeniero, «que siempre han tenido especial sensibilidad con este colectivo». «Ha habido muy buenas actuaciones», sentencia, aunque hay otras menores como el rebaje de algunos bordillos en determinadas zonas que siguen pendientes. Sabe que el dinero «escasea», y que «hay problemas más importantes». Lo dice él que para salir de su casa sin ayuda de otros tuvo que ver hace años como el Ayuntamiento hacía otra rampa en su portal, que le ha permitido no solo a él, sino a los que viven en el edificio «tener las cosas más fáciles». Encima de una silla de ruedas las dificultades «son frecuentes». «Aquí vive una chica que hasta entonces no salía de casa», cuenta. Ricardo, en cambio, siempre ha querido ir más allá.

Hablador y dispuesto a ofrecer su mejor cara a todo con el que se encuentra, es en esos momentos de ocio cuando aparecen los problemas. «Oviedo está muy bien en el tema de la accesibilidad, pero hay algo en lo que debe mejorar y es en la entrada de los edificios públicos o de tiendas y restaurantes». Justo al lado de casa, «tengo un bar perfecto para tomar un café, pero no puedo entrar por el escalón, y si logro hacerlo luego es imposible ir al baño». Eso ocurre en muchos otros lugares, y «es la asignatura pendiente de la ciudad». Mientras tanto él se sube a su bici y siente que ir sobre ruedas «también da libertad».

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