María Jesús González -Trabajadora social de Afesa
«La salud mental no interesa hasta que no toca de cerca y no saben dónde ir»«Cada año atendemos a unas 400 personas y solamente en lo que llevamos de trimestre a 130»
María Jesús González es trabajadora social de la Asociación de Familiares y Personas con Enfermedad Mental de Asturias (Afesa). Desde su puesto reivindica la ... falta de psiquiatras y el aumento en los últimos años de trastornos mentales a edades cada vez más tempranas.
–¿Cómo está siendo el inicio de este año?
–Estamos viviendo un verdadero aluvión de consultas. Solo en el primer trimestre hemos atendido a 130 personas en los servicios de psicoterapia y al año a 400 personas. Contamos con dos psicólogas clínicas que están haciendo un trabajo increíble, pero la demanda no deja de crecer. Y eso que muchas personas todavía no saben que existimos y no será porque no nos publicitamos en todo tipo de redes y medios.
–¿Cuál es el perfil de las personas que acuden ahora a Afesa?
–Ha cambiado muchísimo en las últimas dos décadas. En los primeros años, trabajábamos sobre todo con personas con trastornos mentales graves: esquizofrenias, trastornos bipolares… Luego, hace unos ocho o diez años, empezamos a detectar muchos casos de psicosis inducida por el consumo de cannabis, algo que fue especialmente preocupante entre la población joven. Ahora, sin embargo, la tendencia está clara: el perfil más habitual es el de personas con depresión, ansiedad, trastornos emocionales o problemas de adaptación y soledad. Trastornos que podríamos llamar neuróticos, aunque a veces llegan a ser muy incapacitantes y sobre todo a edades más tempranas porque los chavales adolescentes sufren estos problemas.
–Además de la atención psicológica, ¿qué otros servicios ofrecen?
–Trabajamos también a nivel social y laboral. Desde 2012 somos agencia de colocación y desarrollamos un programa de orientación laboral muy completo. Atendemos cada año a unas 400 personas, y además ofrecemos talleres ocupacionales, por los que pasan una media de 23 personas por trimestre. Por otro lado, ofrecemos apoyo online a más de 30 familias que están en procesos de rehabilitación psicológica. Es un trabajo integral.
–¿Cree que los medios de comunicación están ayudando a visibilizar la salud mental?
–No lo suficiente. A menudo solo aparecemos en los medios cuando ocurre un caso dramático. Pero la salud mental está presente en el día a día, no solo en momentos extremos. Nos esforzamos mucho por sensibilizar, por romper el estigma, pero quienes no tienen contacto con este tipo de problemáticas a menudo no se dan cuenta de que cualquiera puede tener un problema de salud mental en algún momento de su vida.
–Y en Oviedo, ¿con qué otras entidades trabajan?
–Colaboramos estrechamente con el proyecto Aula Abierta, que actúa en colegios e institutos, y donde se detectan muchos casos de salud mental en edades tempranas. También con los CAI (Centros de Apoyo a la Integración). Ahora mismo hay 25 plazas en Oviedo, pero hay una demanda clara de ampliación. Hacen falta más recursos.
–¿Cómo es el proceso cuando una persona llega por primera vez a la asociación?
–Lo primero es una entrevista con la trabajadora social, donde evaluamos la situación y las necesidades. A partir de ahí se le informa y orienta. Hay personas que simplemente necesitan información puntual, otras quieren asociarse, y si es así, buscamos en qué servicios o programas puede encajar mejor. Es importante que cada persona encuentre su sitio, su ritmo y su proceso.
–¿Los ovetenses conocen bien su labor?
–Sinceramente, no lo suficiente. Nos conocen en los servicios sociales, en las unidades de salud mental, pero como entidad todavía somos un lugar bastante desconocido para la ciudadanía general. Y eso que estamos presentes en redes, en medios de prensa, pero cuesta mucho visibilizar nuestro trabajo. La realidad es que la salud mental no interesa hasta que toca de cerca.
–¿Cuáles son ahora mismo las principales necesidades de Afesa?
–Principalmente, económicas. Nos gustaría poder ampliar el equipo, contratar más personal y desarrollar nuevos proyectos. Por eso el Premio Ana Casanueva, que recibimos recientemente, ha sido una ayuda importante, tanto a nivel económico como de reconocimiento. También necesitamos más psiquiatras. En Asturias hay actualmente nueve de baja, y eso afecta directamente a las personas que atendemos. Y no podemos olvidarnos de la vivienda supervisada, una cuestión urgente: en Oviedo hacen falta más plazas y más recursos en este sentido.
– ¿Siente que la sociedad ha cambiado su percepción sobre la salud mental?
Está cambiando, pero queda mucho por hacer. Lo vemos constantemente: la salud mental no interesa hasta que no toca de cerca. Y cuando toca, muchas personas no saben a dónde acudir. En Oviedo, por ejemplo, hay quien conoce nuestra labor porque ha tenido contacto con los servicios sociales o con las unidades de salud mental y nos suelen derivar a gente, pero el ciudadano medio no sabe que existimos. A pesar de que estamos presentes en redes sociales y salimos en medios, la información sobre nuestra entidad no circula lo suficiente.
–¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrentan?
–Uno de los mayores problemas es que no llegamos a todo lo que nos gustaría hacer. La falta de financiación es un obstáculo constante. Nos gustaría contratar a más profesionales, ampliar horarios, llegar a más personas y poder hacer más actividades… Pero necesitamos más. También hacen falta más psiquiatras: en Asturias, ahora mismo, hay nueve de baja, lo que sobrecarga aún más los servicios existentes y el riesgo de que haya familias y pacientes que no reciban una atención temprana y adecuada.
–¿Y en cuanto a vivienda supervisada?
–Es otro tema urgente. Oviedo necesita más plazas de vivienda supervisada. Es un recurso esencial para personas con trastorno mental que están en procesos de autonomía. Sin ese apoyo, muchos se ven obligados a permanecer en entornos familiares que no siempre son favorables, o incluso acaban en situación de exclusión. Por ello una vivienda supervisada es fundamental para ayudar a las familias.
–Recientemente recibieron el Premio Casanueva.
–Sí, y fue un reconocimiento y una inyección de dinero sobre todo que recibimos con ilusión y que nos permitió seguir en la labor de ayuda.
–Para terminar, ¿qué mensaje enviaría a la sociedad?
–Que la salud mental es cosa de todos. Cualquiera, en cualquier momento, puede pasar por una situación complicada. Todavía hay mucho estigma. Por eso queremos invitar a la ciudadanía a informarse, a conocernos, a acercarse... Porque pedir ayuda no es un signo de debilidad, es un acto de valentía.
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