Aparcamientos 'no oficiales' en Oviedo

Por comodidad, por ahorrar el pago de zona azul, para evitar atascos o como aparcamientos lanzaderas. Son los usos que dan los conductores a los aparcamientos 'no oficiales' que existen en la ciudad. Solares reconvertidos, hospitales abandonados o isletas a pie de autovía han sido transformados, por los propios conductores, en estacionamientos que «hacen la vida más fácil» a la hora de encontrar un lugar donde dejar el coche durante estancias largas, algunas de hasta nueve horas.

Es el caso de Luis Fernández. Acaba de llegar al solar que ocupaba la antigua nave de Elosúa, en Almacenes Industriales, en el barrio de Ciudad Naranco. Es la una y media de la tarde y no volverá a recoger su automóvil hasta las diez de la noche. «Vengo aquí directamente. Pensé que no iba a encontrar sitio, pero tuve suerte».

No siempre es así. Este improvisado aparcamiento está «muy codiciado», es utilizado por vecinos del barrio pero también, y es la mayoría, por trabajadores de otros municipios. «Soy de Gijón y llevo quince días dejando el coche aquí porque trabajo como comercial y este lugar me viene muy bien para dejarlo y luego moverme por el centro de la ciudad a hacer las visitas», explica José Luis Felpeto. Encontró este aparcamiento por mediación de un compañero. «Mejor sería poder dejar el coche en un aparcamiento homologado, pero como no hay sitio pues me conformo con éste». Lo dice a pesar del estado que presenta el aparcamiento.

En días de lluvia, como esta semana, los charcos y socavones se hacen más patentes. «El estado da bastante miedo, pero como mi coche ya está viejo, me da un poco igual», asegura.

En la otra punta de la ciudad, lo que antes era un lugar donde nunca hubieran permitido estacionar los vehículos, ahora se ha convertido en un aparcamiento con más de cien improvisadas plazas. Es el recinto del antiguo Hospital Universitario Central de Asturias en El Cristo. Un auténtico 'Tetris' donde los conductores se las apañan para encontrar el mejor sitio. La mayoría de ellos, son funcionarios que trabajan en las inmediaciones y universitarios del vecino campus de El Cristo.

Pero también hay vecinos que aprovechan el abandonado recinto hospitalario para aparcar su coche. «Llevo dos años aparcando aquí y nunca he tenido ningún problema. Nadie me ha multado ni echado del lugar y tampoco he escuchado que no podamos aparcar aquí», justifica José Manuel López.

Tres kilómetros y medio más arriba de El Cristo, se encuentra un aparcamiento que sus usuarios lo han convertido en lanzadera. Se trata de la isleta paralela a la carretera que se dirige a Santa Marina de Piedramuelle y a la autovía Grado-La Espina. Imposible no fijarse en la cantidad de vehículos aparcados en sus márgenes.

Uno de ellos es el de Raquel Coira. Esta profesora imparte clase en Tineo. Todos los días llega a este estacionamiento desde La Fresneda, donde reside. Ella y sus compañeros se van turnando para dejar sus coches aparcados aquí y repartirse los viajes hasta el occidente asturiano. «Me viene muy bien porque dejar el coche en Oviedo sería un problema. Me ahorro los atascos y el buscar o pagar aparcamiento».

Asegura que lleva «unos cuantos años» estacionando aquí. «Llego por la mañana y lo recojo a primera hora de la tarde, cuando a mí no me toca llevar a mis compañeros».

Este grupo de profesores, quince en total, han hecho un auténtico cuadrante de turnos. «Hacemos una rueda de coches y La Pixarra es nuestro punto de encuentro».