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ALBERTO ARCE
OVIEDO.
Viernes, 17 de marzo 2023, 00:44
La Policía Nacional halló el cadáver de Tatiana Coinac, 'Tania', la víctima del crimen de Los Prados, el domingo pasado sobre las once de la mañana. El cuerpo de la mujer, una moldava de 44 años que llevaba más de una década afincada en la ciudad, se encontraba en la bañera de su apartamento de la calle Ámsterdam, desnuda y con serios indicios de haber sufrido una muerte extremadamente violenta. El forense corroboraría después que tenía siete costillas fracturadas y un golpe mortal en la nuca. No obstante, lo que tratan de esclarecer ahora los investigadores es lo ocurrido durante las horas previas al fallecimiento de la mujer. La principal hipótesis de la Policía Nacional es que se produjo a lo largo del fin de semana y que el presunto asesino de Tatiana es uno de los clientes a los que esta ofrecía sus servicios de 'escort'. Fue su madre, desde Benicarló, en Castellón, la que llamó a la Policía para alertar de que había perdido la comunicación con su hija durante varios días. Tras varios intentos, le tomaron los datos y se puso en marcha del operativo, el domingo. ¿Pero cuándo desaparece realmente el rastro de la moldava? Según las averiguaciones realizadas por EL COMERCIO, el viernes pasado, a las 14.18 horas. Fue la última hora a la que actualizó sus anuncios en la web de contactos que solía utilizar y que acostumbraba a renovar cada pocas horas. A partir de ahí, nada.
Coinac atendía a sus visitas entre las once de la mañana y las diez de la noche. Si el supuesto asesino resultase al final ser uno de sus clientes, tal y como valoran desde el grupo «multidisciplinar» de agentes de la Jefatura Superior de Asturias y los refuerzos madrileños de Homicidios y Tratamiento de la Escena del Crimen, habría tenido ese lapso de tiempo para acceder al domicilio y actuar.
La otra cuestión, quizá la más preocupante que resulta del caso, es la siguiente: ¿Quién podría llegar a hacerle algo así a otra persona? La respuesta, a día de hoy, no es una ni unívoca, aunque los principales expertos de la capital asturiana tienen sus teorías sobre cuál podría ser el perfil psicológico del criminal. Para el catedrático de Psiquiatría, Julio Bobes, «por lo que conocemos y por cómo suelen ocurrir las cosas en casos similares, generalmente se producen por una desavenencia o desacuerdo entre lo previamente pactado entre estas dos personas». Algo que, continúa, «si lo sumamos a que en contextos similares este tipo de individuos -el supuesto asesino- se encuentran bajo los efectos de alcohol y estimulantes como la cocaína, se puede desencadenar una conducta sin control».
La tesis la completa el catedrático de Derecho Penal y decano de la facultad de Derecho, Javier Fernández Teruelo. «Las personas que pueden llegar a hacer algo así obedecen a dos perfiles generalmente: una persona hiperviolenta o un psicópata incapaz de sentir o empatizar con la víctima». A su juicio, por lo que ha trascendido del caso, todavía bajo el secreto de actuaciones dictado el martes por el Juzgado de Instrucción número 3 de Oviedo, es más viable la primera opción. Porque lo que está claro es que no son la misma cosa.
Lo explica. «Un psicópata no es capaz de ponerse en el lugar de otra persona, es un ser frío, pero con un comportamiento muy instrumental, así que no necesita utilizar la extrema violencia, porque no la necesita para lograr su objetivo, que puede ser matar a otra persona. Por eso, una vez consumado el delito, no necesita proyectar esa violencia». A ese respecto, la investigación apunta a que Tatiana Coinac pudo ser agredida después de su muerte.
Por el contrario, una persona «hiperviolenta» sí puede sentir. Es más, continúa Fernández Teruelo, «aquel que es extremadamente violento lo es porque canaliza inadecuadamente los sentimientos de rabia o frustración y, además, tampoco es capaz de poner límite». El ensañamiento es eso, sentencia, «hacer sufrir más de lo necesario antes de la muerte», y un psicópata no tendría por qué ensañarse. Y concluye afirmando que, en ese sentido, «en muchas ocasiones la excesiva violencia se utiliza de forma ejemplarizante» o para mandar un 'mensaje'.
Afortunadamente, en España no estamos acostumbrados a este tipo de circunstancias, aunque se dan, como ha ocurrido en la capital asturiana. Ahora bien, «las técnicas que tiene hoy en día la Policía y la cantidad de rastros que habrá dejado en el piso ayudarán a dar con él rápido», remató, por su parte, Bobes.
No en vano, la Policía ha dispuesto para este caso, y en apoyo a los efectivos de la Jefatura, a la élite de los principales especialistas del país en crímenes violentos y análisis de pruebas forenses. Anteayer terminaron su labor en el piso de Tatiana tras dos intensas jornadas de búsqueda de pruebas y por ahora los esfuerzos se centran en el volcado de los teléfonos de la mujer.
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