Cuatrocientos metros de diversión

Cuatrocientos metros de pista de hielo con capacidad para un centenar de personas, otros doscientos metros de zona de restauración y una nueva ubicación en el pulmón verde del centro de Oviedo. Así se inauguró ayer la pista de patinaje en el paseo del Bombé. Se recupera así una instalación que ya pasó por la plaza de Porlier y por la de la Catedral. Ahora llega al Campo de San Francisco con la idea de «que cuaje y se consolide», aseguró el alcalde, Wenceslao López, ayer durante su inauguración.

El regidor, acompañado por la plana mayor de su equipo de gobierno, a excepción de Somos, destacó que la ubicación de la nueva pista de patinaje «es bastante mejor que la que antes había porque creo que el Campo de San Francisco puede dar juego». Destacó, además, que la instalación de esta infraestructura no ha supuesto «ninguna agresión» al entorno del Campo de San Francisco.

Hay que recordar que el Partido Popular denunció a Proasur, la adjudicataria de la pista por la utilización de 152 tornillos para anclar la instalación en el paseo del Bombé, cuando los pliegos impedían la utilización de sistemas que afectasen al pavimento. En este sentido, el alcalde explicó que se ha sido «sumamente respetuoso» y que «hemos cumplido a rajatabla con el Patrimonio de Oviedo», para añadir a renglón seguido que «es inevitable que a algunas personas les moleste algunas cosas» y achacó la denuncia a la falta de información.

Polémicas aparte, el primer día de la pista de patinaje en el Bombé fue todo un éxito. Se abrió al público al mediodía y en pocos minutos la pista se llenó de expertos y novatos en el arte de deslizarse por el hielo sobre cuchillas. «Llevamos desde las once de la mañana esperando porque las niñas tienen muchas ganas de patinar», explicó Ángela Román. Ganas también tenía Pablo Albornoz. ESte aficionado al hockey aseguró «que es una pena que en Oviedo no haya una pista de patinaje sobre hielo permanente».

Sobre el hielo también se deslizó Sergio Cediel y sus tres pequeños que destacó de la instalación su amplitud. «Está muy bien es más larga que la que había en la Catedral y está muy acertada la ubicación». Opinión que compartió Ethel Moirón, que ayudada por los pingüinos anticaída, fue de las primeras en estrenarse con el hielo. «Me queda muy cerca de casa y la pista está muy bien, no noto mucha diferencia con la de otros años», expuso.

La pista permanecerá abierta hasta el 7 de enero. Como novedad, este año se podrán recibir clases de patinaje hasta el 21 de diciembre. Serán de una hora, con un precio de nueve euros para los adultos y siete euros los niños. Si se va con patines propios, el precio se rebaja un euro. La pista también organiza clases para colegios.