«Echo mucho de menos a mis abuelos, solo hablo con ellos por teléfono»

El alcance del desgaste emocional para niños y mayores provocado por el confinamiento se sabrá cuando la pandemia remita. Camino de la 'nueva normalidad', quienes estaban acostumbrados a hacer meriendas u organizar la comida del domingo para toda la familia se ha tenido que acostumbrar a las videollamadas.

«Echo mucho de menos ver a mis abuelos», explicó Gonzalo Tarodo. «Y sus abuelos también lo echan de menos porque solo habla con ellos por teléfono», terció su padre. «Sobre todo porque pasaba tardes con ellos y la comida del domingo es obligatoria en nuestra familia», explicó. «Lo están pasando mal ambos, tanto los niños como los mayores, y estos casi que peor porque han estado señalados como población de riesgo desde el principio», añadió.

A su lado, sus amigos Adrián y Rubén probaban a derrapar con la bici junto a la iglesia de San Julián de Los Prados. «Notan todo, pero son muy disciplinados. Ahí los veis a los tres que ya se están separando, saben todo lo que no pueden hacer», indicó Juan Romero, el padre de los pequeños.

Andrei y Sofía Vasetchin cambiaron la bici por una pelota. «Hoy hace un día estupendo y hemos salido a disfrutar un poco del sol porque no siempre se puede», explicó su padre, también Andrei. «Son muchos días y tienen que salir a correr y jugar», recomendó.