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Bar Corea. Lorena Medina y Mari Carmen Muñiz. Flor Tienda 100. Flor Montera Supermercado Paulina. Rosa Isabel Rivera y Ramón Suárez. Busto Estilista . Aitor Busto.
Mi negocio en Tudela Veguín

«El futuro en Tudela Veguín lo veo feo»

Sentimiento. Los pocos negocios que sobreviven notan la «falta de vida» y el «abandono de la zona rural»

Lunes, 17 de noviembre 2025, 01:00

Enclavada en el concejo de Oviedo, Tudela Veguín es una localidad forjada por el carbón y el cemento, cuyo pulso vital ha estado históricamente ligado a su potente herencia industrial. Hoy, los negocios luchan por sobrevivir.

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Paulina

Desde hace poco más de un año, el mítico supermercado de Paulina se ha convertido en un punto de encuentro para los vecinos con nuevos dueños. Tras trasladarse desde una carnicería que regentaba en Valentín Masip, Ramón Suárez y su mujer Rosa Isabel Rivero celebran que «el negocio da». Sin embargo, la continuidad familiar pende de un hilo. Su hijo, ante la dureza del oficio, duda en tomar las riendas. «Mi hijo quiere hacer relevo generacional de algo muy duro», confiesa Ramón, dejando entrever la incertidumbre que planea sobre el futuro del establecimiento.Con todo y ello, la sensación de que «la zona rural está abandonada» es un sentimiento compartido por muchos comerciantes.

Flor Tienda 100

Con la experiencia que le otorgan sus «30 años aguantando», Flor Mortera, al frente del negocio Flor Tienda 100, ha sido testigo de la transformación de Tudela Veguín. «Tuvimos una época buena, años muy buenos», rememora, evocando un tiempo en el que la «clientela fija de aquí y de los pueblos de alrededor» mantenía el vigor del comercio local. Sin embargo, el panorama ha cambiado drásticamente, especialmente «a partir de la pandemia». La falta de vida social en el pueblo es palpable: «no hacen vida los que se han mudado aquí». La clientela de antaño ha envejecido y Flor lo tiene claro: «necesitamos gente fundamentalmente que haga vida en el pueblo para que así existan los 31 bares de antaño que daban vida a esto». Su testimonio es un llamado a la revitalización de un pueblo que añora el bullicio de otros tiempos que ella misma añora.

Busto Estilista

En medio de un panorama agridulce, Aitor Busto, un joven peluquero de 31 años, representa el optimismo. Con diez años de experiencia en su peluquería, se muestra «contento» y asegura que el «negocio va bien». Su éxito se basa en el «boca a boca» y en la especialización en tratamientos capilares, atrayendo a clientes de Olloniego, Gijón y Laviana. A pesar de su satisfacción personal, Aitor no es ajeno a la realidad que le rodea. «Es aburrido que cierren los negocios de alrededor. Yo mismo no tengo nada al lado, ni el bar que había que cerró, ni con quien salir y hablar con algún comerciante; nada», lamenta, refiriéndose a otros negocios del pueblo. Reconoce que si tuviera que abrir el negocio ahora, se lo pensaría dos veces. Aun así, su filosofía es clara: «mientras haya salud, estoy encantado». Su apuesta por el trabajo y por «hacer vida aquí» contrasta con la apatía que a veces parece reinar: «no te dan ganas de hacer nada porque nadie tira de este pueblo».

Bar Corea

Mari Carmen Muñoz y Lorena Medina, al frente del Bar Corea desde hace 12 años, son la memoria viva de la vida social de Tudela Veguín. «Viví la época de bonanza, con 4.000 habitantes y niños en las calles. Ahora somos 600», comenta Mari Carmen, rememorando un pasado con una juventud que hoy brilla por su ausencia. «No hay juventudes», sentencia. Recuerda con nostalgia cómo, al coger el bar, este se llenaba de «chavalería de todo». El declive del pueblo comercial «comenzó hace unos 20 años, con una notable bajada en la actividad. Empezó a cerrar todo». Con pesar, admite que «el futuro lo veo feo», un sentimiento que resume la encrucijada en la que se encuentran muchos de los negocios de Tudela Veguín.

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