Borrar
¿Quieres despedir a tu mascota? Puedes hacerlo en el nuevo canal de EL COMERCIO
El capellán del HUCA, Alejandro González. Álex Piña
Alejandro González, 'Jano', párroco de Priorio y Puerto, y capellán del HUCA

«La habitación en la que hay un enfermo es casi suelo sagrado para mí»

«San Juan Bautista de Caces es mi verdadero talón de Aquiles, porque las paredes se caen a trozos y los días de calor sube la humedad»

Covadonga del Nero

Oviedo.

Domingo, 28 de mayo 2023, 19:44

Comenta

Alejandro González, 'Jano', es un párroco diferente. Uno de los que, más allá de sus obvias creencias, que le llevan a donde está, transmite esa devoción y alegría por vivir. Es activo en las parroquias de las que se hace cargo y tiene una vida ocupada. De un lado a otro para cumplir con uno de los pilares de la Iglesia: ayudar al prójimo. Desde 2020 es párroco de San Juan Bautista de Caces, San Juan de Priorio-Las Caldas y San Pelayo de Puerto, además de capellán del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Y todavía le queda tiempo para innovar en sus celebraciones de los domingos, llevando al coro, incluyendo actividades para conocerse en la comunidad y tratar de arreglar los desperfectos de las iglesias.

-Usted llegó hace menos de tres años a las parroquias rurales. ¿Cómo estaban entonces los templos y cómo han mejorado en este tiempo?

-Desde que comencé mi labor como administrador en Ribera de Abajo, fui consciente del grave problema de las humedades en los diferentes templos. Ya me lo había advertido el párroco anterior. Él trabajó mucho para arreglar los tejados y cementerios, y yo me propuse continuar con esa labor de rehabilitación.

-¿Qué templos urgen mejoras con mayor urgencia?

-Todas tienen su problemática. La iglesia de San Juan de Priorio depende de Patrimonio, por estar catalogada como Bien de Interés Cultural. Son ellos los que deben aprobar todas las posibles intervenciones. San Pelayo, de Puerto, ha iniciado ya las labores de corrección de humedades y pintura. Y San Juan Bautista de Caces es mi verdadero talón de Aquiles, pues las paredes se caen a trozos; los días de calor hacen que suba toda la humedad al suelo y a las paredes, y el problema es especialmente gráfico y visible interior y exteriormente.

-Cultura está acometiendo obras en San Juan de Priorio. ¿Cómo avanzan?

-Nada más haber sido aprobada, a los pocos días ya estaban interviniendo en el tejado, para arrancar la vegetación que fue creciendo y que estaba levantando las tejas, y se pusieron a tapar las múltiples goteras que tanto afectaban a las dos sacristías. Ahora hay que empezar con la restauración de ambas, pues dichas goteras han destrozado el interior de todos los muebles, paredes, techos, y un cuadro histórico del sueño de San José, del que ya se ha realizado una primera limpieza por un restaurador del Arzobispado, y estamos pendientes de su total rehabilitación.

-Usted suele 'innovar' en sus celebraciones de los fines de semana: coro, entrega de bocadillos...

-Siempre he tenido claro que los sacerdotes somos los portadores y transmisores del gran mensaje de Jesús recogido en los Evangelios. No hay nada nuevo que inventar, sólo el modo de presentarlo al mundo, a las parroquias, al entorno. Me gusta crear iniciativas, pero sobre todo, involucrar a los feligreses en ellas. De hecho, muchas veces, son ellos los que las propician y potencian.

-¿Hay crisis de fe?

-Para mí no se trata tanto de una crisis de fe, sino de valores, algo que se hace demasiado palpable en nuestra sociedad. Apartar a Dios de nuestras vidas ha generado un gran vacío interior, que hemos tratado de llenar a base de pensar exclusivamente en nosotros mismos, en nuestras apetencias, en nuestros intereses y metas personales, sin importar lo que hagamos para lograrlo. Nuestros valores beben de la fuente de la fe, y si cerramos este grifo, dejaremos de ver al otro como a un hermano, y dejará de importarnos. Hemos olvidado el valor del término y concepto del amor, en toda su amplitud, humana y divina, así como sus manifestaciones.

-¿Cómo acercar a la juventud?

-Ojalá tuviéramos la clave para ello..., y yo no la tengo. Pero para mí es muy importante el testimonio y los buenos referentes. Ahora hacen falta referentes, personas que lo conviertan en su modelo de vida, que invite a otros a seguirlo, porque nos resulta atrayente, veraz, auténtico... Vital.

-¿Es difícil ser capellán?

-Entre las labores más duras en el Hospital está la de atender a las personas que están a punto de dejar este mundo. Tan duro es dejar de sentir el calor de la mano del enfermo al que estás acompañando, y que se está yendo (muchas veces en ausencia de familiares), como el tratar de apoyar a unos padres que te han avisado para darle la unción a su bebé, del que saben que no verá el día de mañana.

-¿Cómo se sobrelleva eso?

-Para mí, la habitación en la que hay un enfermo es casi suelo sagrado. Nunca sabes lo que te puedes encontrar. El Hospital es una verdadera escuela de vida. Las lágrimas de aquellos familiares que se acercan a la capilla, destrozados o desesperanzados.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcomercio «La habitación en la que hay un enfermo es casi suelo sagrado para mí»

«La habitación en la que hay un enfermo es casi suelo sagrado para mí»