El hotel de la Reconquista es «arte»

El edificio nació como un hospicio cuando el regente del Principado, Isidoro Gil de Jaz, solicitó autorización al Rey Fernando VII para recabar bienes y recursos para erigir la institución. El 3 de marzo de 1752, según recoge el libro, informó a la ciudad de Oviedo de su decisión de fundar un Hospicio y Hospital de Huérfanos, Expósitos y Desamparados. Poco queda para sus tres siglos de historia, una historia jalonada, como la vida misma, por sucesos de relevancia, pero también catástrofes y guerras. Porque como recoge el capítulo 'Evolución Histórica', además de una casa para los huérfanos, el edificio fue también hospital de sangre durante la guerra civil y refugio antiaéreo. «De aquella época se conserva un búnker y un túnel de once metros en el sótano. Muy deteriorado por el cerco y asedio bélico a Oviedo, en 1942 la Diputación Provincial decide su cierre y restaurar el edificio.

«El hotel de la Reconquista es un símbolo de Oviedo. Está situado en pleno corazón de la ciudad y ha ido evolucionando con ella, por lo que con el paso del tiempo la unión con ella se ha hecho de forma muy orgánica», explica López Seijas, quien resalta que, ante todo, es «un hotel de gran valor patrimonial a todos los niveles, uno de los establecimientos con más solera a nivel nacional, y es para nosotros muy importante cuidarlo cada día y trabajar para preservarlo como legado histórico-cultural de la ciudad». «El hotel conserva intacta su majestuosidad, aunque con unos servicios e instalaciones actualizados para satisfacer las demandas actuales de los huéspedes, eso es lo que lo hace especial», precisa.

«Tras la impresionante fachada, el edificio continúa sorprendiendo en el interior. Lo cierto es que el complejo está catalogado como Monumento Nacional por su combinación de arte y cultura», asegura el presidente de Hotusa. Tras admirar la fachada, sus patios o la capilla octogonal diseñada por Ventura Rodríguez, el hotel conserva un importante patrimonio artístico. «Lo que más suele llamar la atención a nuestros huéspedes son la alfombra artesanal de la Real Fábrica de Tapices que cubre el suelo del salón principal». De 19,90 por 12,80 metros, está elaborada, según recoge el libro, con 85 kilómetros de algodón.

Recorrer el hotel es adentrarse en una casa museo. Destaca el busto de Isabel II, una pieza de hierro fundido del siglo XIX realizada por Francisco Elías Vallejo. Recuerda la visita que la monarca hizo al hospicio en 1858. De hecho su proclamación como Reina supuso un cierto desahogo a la institución, porque «se realizaron diferentes donaciones». Al hospicio le correspondieron mil reales.

Las paredes del hotel están adornadas por esculturas y más de veinte tapices, desde el siglo XVI. López Seijas subraya que los huéspedes se quedan maravillados con «una escultura de San Roque Peregrino y un pendón de Carlos III y los tapices». Y no solo. «También las obras de los pintores asturianos Mariano Moré, Purón Sotres, Adolfo Bartolomé y Vaquero Palacio». El Reconquista es, en sí mismo, «arte».