Karla Pérez estaba viva cuando su expareja la abandonó en la playa de Melilla
Los forenses fijan su muerte entre las 7 y 8 de la mañana y las cámaras sitúan al agresor saliendo a las 5.38 de la madrugada
Karla Pérez permaneció, al menos, una hora y veinte minutos con vida desde que su presunto agresor la cogiera por el cuello, la estrangulara y abandonara en unas casetas militares de la playa de La Hípica, en Melilla. Esto es lo que dictaminaron los médicos forenses que testificaron ayer en la tercera sesión del juicio contra Abdelwahid Aghbalou por el presunto asesinato de la joven ovetense el 10 de julio de 2016.
Los dos facultativos del Instituto de Medicina Legal de Melilla fueron contundentes a la hora de fijar el momento concreto en el que la joven perdió la vida. «Murió entre las siete y las ocho de la mañana», respondieron los forenses a la pregunta del abogado del acusado, Lorenzo Álvarez García. Para demostrar este hecho explicaron que cuando llegaron al lugar del crimen, sobre las ocho y media de la mañana, «no había rigidez en la zona de la mandíbula algo que se aprecia a los 45 minutos de la muerte de cualquier persona».
El informe presentado por los forenses sobre la hora de la muerte de Karla no casa con las imágenes recogidas por las cámaras ubicadas en la zona de la playa donde apareció el cadáver. En las grabaciones se aprecia como el procesado, la víctima y el hijo de ambos, de tan solo diez meses, llegan a La Hípica a las 02.31 de la madrugada. Tres horas después, a las 05.38, Abdelwahid Aghbalou abandona el lugar con el bebé en el carrito pero ya sin Karla. De ello se desprende que la joven permaneció con vida hasta las siete u ocho de la mañana. Algo que coincide con el testimonio que el acusado ofreció durante la primera jornada del juicio.
Abdelwahid Aghbalou explicó que tras una fuerte discusión «por dinero», Karla empezó a gritar y a amenazar con llamar a la Policía. Reconoció que en ningún momento se dio cuenta de que la estaba apretando el cuello y que la soltó cuando ella «bajó los brazos». Relató que pensó que ella se había «desmayado» o que «fingía» para asustarlo. Nunca la creyó muerta, dijo.
En esto se ampara la defensa para rebajar la pena de su defendido al entender que, si el informe de los forenses o las horas registradas por las cámaras de seguridad no incurren en fallos, podría ser acusado de homicidio u homicidio por imprudencia grave pero no por asesinato. En el primero de los casos, el de homicidio, la condena va de diez a quince años de prisión; el delito de homicidio por imprudencia grave se pena entre uno y cuatro años. La diferencia con la condena por asesinato, 25 años en su grado máximo, es contundente. Este punto fue recogido por las conclusiones de la Defensa que modificó uno de los puntos de su escrito incluyendo que la joven «estaba viva» cuando su defendido la abandonó el lugar de los hechos.
«Muerte rápida»
Los forenses determinaron que la causa del fallecimiento de la joven fue por estrangulamiento, en concreto, por constricción lo que le produjo una «muerte violenta homicida». Lo que no pudieron precisar es si el acto de produjo por la espalda, como refleja el escrito del Ministerio Fiscal. «Es difícil determinar pero si hubiese sido así no dejaría tanta lesión», explicó la médico forense. El cuerpo de la joven presentaba signos externos e internos de estrangulamiento. Desde las «petequias» en cuello y ojos a arañazos producidos por ella misma al intentar zafarse de su agresor. Pero los más relevantes fueron los daños internos. La autopsia reveló una hemorragia en la musculatura del cuello debido a «una constricción intensa y fuerte» que le produjo una ausencia de oxígeno «irreversible». Los forenses explicaron que «no había lesión posterior » en la zona del cuello y que por lo tanto el «mecanismo más compatible es estrangulamiento a mano», y añadió a renglón seguido que «con la mano es difícil estrangular por la espalda. La teoría más probable es que no fuese de espaldas», reseñaron.
Matizaron que este tipo de muerte es «rápida» porque «si se ejerce una presión de cinco kilos la circulación de las carótidas se obstruye. En 30 segundos pierdes el conocimiento, si sigues apretando aparecen las lesiones que son irreversibles cuanto más se apriete. La muerte llega en un par de minutos», relató la forense.
Los informes también revelaron que ni el acusado ni la víctima habían consumido sustancias tóxicas, ni alcohol ni drogas.
En el juicio también compareció el médico forense que realizó el informe psicológico y mental al acusado. Reveló que « es una persona normal que conoce sus actos y consecuencias y que tiene los mecanismos psíquicos suficientes para valorar las situaciones y actuar en consecuencia». El juicio continúa hoy con la lectura de las conclusiones y el veredicto del jurado popular.