Oviedo supera «con éxito» las navidades al cumplir «a rajatabla» las normas sanitarias

En cifras globales, 8.600 personas disfrutaron de conciertos, musicales, espectáculos de magia, teatro y hasta de la visita de los Reyes Magos en los teatros Campoamor y Filarmónica, el Auditorio y el Palacio de Congresos. Por eso, ayer, el equipo de gobierno reivindicó que «los teatros son espacios seguros», y la cultura «un servicio necesario», en palabras de José Luis Costillas, presidente de la Fundación Municipal de Cultura, que aseguró que se ha puesto el «broche al peor año que recordamos».

Los protocolos sanitarios, de seguridad, se han cumplido a «rajatabla» no solo en las actividades organizadas por el Ayuntamiento, sino que también en los comercios y hostelería. «No han sido las navidades que todos hubiésemos querido, pero el comportamiento ha sido ejemplar, demostrando que con la responsabilidad de todos es posible mantener la actividad», abundó Nacho Cuesta, cuya concejalía se hizo cargo de la iluminación navideña.

El calendario de la programación arrancó de forma tímida en cuanto a público se refiere, pero fue cogiendo ritmo según pasaron las jornadas: «Los primeros días fueron flojos porque la gente tiene miedo, pero con 'Pica a Pica' y 'Puzzle Kids. Ven a mi fiesta de Navidad' se llegó al 80% del aforo», detalló la edil de Festejos, Covadonga Díaz.

Los buenos datos también se extendieron al Auditorio y Palacio de Congresos y Exposiciones. La recepción de los Reyes Magos fue el acto más exitoso. «Acudieron 5.100 personas que se suman a las 194 que hubo en el recibimiento de Colloto, las 178 de Tudela Agüeria y las 3.500 del resto de la programación».

Por el Belén de Trascorrales, tan solo en el primer fin de semana pasaron por allí 5.000 personas. El aforo era de sesenta visitantes y a todos se les tomó la temperatura, y respetaron las distancias de seguridad.

La iluminación de las calles, plazas y edificios municipales también causaron gran expectación. Para Nacho Cuesta fue «un acierto», que contribuyó en gran medida a llenar Oviedo «de vida y alegría». El gran túnel de luz de la calle Pelayo o el cono que cambiaba de colores de la plaza de la Escandalera estuvieron prácticamente todo el tiempo bajo el objetivo de las cámaras y móviles de los ovetenses, como también la decoración del Campo de San Francisco o de la calle Uría.

Esto se tradujo en buen ambiente en las calles, ayudando a los pequeños autónomos que el pasado año se vieron obligados a bajar sus persianas dos veces.