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Carmen Castañón, en el Salón de Té del Teatro Campoamor . ALEX PIÑA
UNA VIDA DE IMÁGENES: CARMEN CASTAÑÓN MUÑIZ

Pone el fondo a la música

Gusta. Escenógrafa, bailarina, jugadora de béisbol, viajera y resuelta, diseña las escenas de las óperas en el Teatro Campoamor. Estudió Bellas Artes en Bilbao y se doctoró en Roma, trabajó en el teatro de La Zarzuela y no ha parado casi ni un minuto en su vida, como en una montaña rusa

Domingo, 1 de septiembre 2024, 02:00

Su curriculum vital es un carrusel que gira a gran velocidad. Casi una montaña rusa pero una montaña rusa que no se sale del carril. Sabe lo que quiere, hace lo que le da la gana (dentro de un orden) y no para quieta ni un minuto. Se ha dejado una melena canosa que le sienta bien y que, para sorpresa de muchos, no le pone años, tampoco se los quita, que no hay que exagerar.

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Escenógrafa, buceadora, jugadora de béisbol en la juventud, viajera hasta la extenuación, camarera en el Serna de Llanes, donde veraneaba, junto a Pepe Colubi o Fruela Zubizarreta. Bailarina, hija en familia numerosa, resuelta, decidida, coqueta y con una mirada clara y directa, hasta intimidante. De esas personas que parece que saben de antemano lo que su interlocutor piensa o lo que va a decir. Dicharachera, elegante, abierta y a la vez reservada. Por supuesto, dibuja y, según los expertos, muy bien.

Carmen Castañón Muñiz (Oviedo, 1970) es la escenógrafa de la Ópera de Oviedo, entre otras muchas cosas porque no para; es decir, diseña los decorados de las obras que se representan en el Teatro Campoamor y lo que le pongan por delante.

La nacieron en el Sanatorio Blanco Marisa Muñiz y Tito Castañón, un ingeniero agrónomo que puso de su parte lo que había que poner.

Con cinco hermanos, vivió un infancia feliz en lo que ahora es Montecerrao, «en un chalet donde fui muy feliz». Estudió en las Dominicas cuando aún no era un colegio mixto así que «fui una chica de uniforme azul, que disfrutaba mucho porque en el colegio había un gran teatrín».

Antes de irse a estudiar Bellas Artes a Bilbao, aprobó la Selectividad en Oviedo y salía de copas, «aunque no ligaba mucho porque a mí lo que me gustaba era pasármelo bien». Al acabar tercero decide que quiere hacer Escenografía y se pasa un año en Perugia (Italia), otro en Milán y «vuelvo Madrid para acabar la carrera». Por el medio trabajó en la Ópera de Oviedo «como meritoria». Corría el año 1992 y «empecé a conocer la profesión».

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Pocos años después y hasta 2008 hubo un paréntesis en el que se dedicó a preparar videoclips de artistas como Hevia, Camela –sí Camela–, Operación Triunfo, OBK o Melendi e incluso «monté los primeros decorados de la TPA».

En 2013 volvió a Italia, en concreto a Roma, «para hacer la tesis doctoral» y disfrutó como una niña pequeña de los terrosos atardeceres de la ciudad eterna desde San Pietro in Montorio.

Volvió a la lírica y en eso sigue. Ha trabajado hasta el año pasado con el argentino Daniel Bianco, director del teatro de La Zarzuela de Madrid. Está en Oviedo preparando las funciones de la ópera 'Anna Bolena' aunque pronto partirá en busca de nuevos desafíos. No para.

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Sobre sí misma habla poco aunque deja algunas frases lapidarias como «ponerse que metas es perder el tiempo porque lo que hay que hacer es disfrutar del camino y en el viaje está victoria. Eso sí, asegura que con el paso de los años «me voy entendiendo mejor» y «espero que la vida cuando baje el telón me despida con un aplauso». Hace lo que le gusta y gusta mucho lo que hace.

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