Oviedo
Socarrón. Abogado jubilado. Tienes miles de anécdotas divertidas para contar aunque prefiere hablar de la música, que ha sido a partes iguales su gran pasión por poder tocar instrumentos «siempre de oído» y su gran frustración por no haberla estudiado
Propietario de un sentido del humor muy asturiano, socarrón pero sin maldad. Cuenta anécdotas como Eugenio contaba los chistes, sin sentir ni padecer. Pero anécdotas ... tiene a montones y casi todas muy divertidas. De hecho, fue tuno de la Universitaria de Oviedo y reconoce que «me marcó mucho. Me recorrí el mundo gracias a la tuna y le estoy muy agradecido». Una vez fue a Grecia con un compañero tuno y como no tenían en qué ir «convencimos a un barrenista del pozo Barredo (Mieres), lo vestimos de tuno y nos llevó en su coche, un Seat 1500, a Grecia y volvimos». Y continúa: «Una vez en Roma perdí el traje de tuno (no explica ni cómo ni porqué) y me dejaron un traje de kung-fu y con la capa encima hicimos todos los parches posibles (un parche es una reunión de pocos tunos que pasan la pandereta o cepillo para sacarse unas perras). Por cierto, es abogado ya jubilado y muy reconocido en Asturias.
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Ramón Fernández-Mijares Sánchez (Oviedo, 1952) nació en la calle Mon siendo más tarde el mayor de doce hermanos. «Allí jugaba al cascayu» y en la plaza de El Paraguas «cuando se iban las lecheras». Hijo de Ramón, que trabajó toda su vida para dar de comer a tan grande camada, y Puri, procuradora en Grado. Estudió en los Dominicos, «a 50 metros de casa» aunque antes había ido a las Ursulinas para «perder el tiempo, porque ya me había enseñado mi madre a leer, escribir, sumar, restar, multiplicar y dividir». Vivió un año en Casablanca (Marruecos) y aunque no conoció a Rick Blaine ni su 'Cafe Americain' sí le quedó su hijo Ramón que ahora es «jefe de ALSA en la zona». Tuvo otro hijo, Antonio, que falleció hace unos años y que marcó su vida. No le quitó la chispa pero sí oscureció su existir. Dicen que nunca se supera.
Los dos eran hijos de su primera mujer, María José, aunque más tarde se separó y años después se casó con Marta, de Gijón, en La Habana.
Estudió Derecho, hizo la mili en el cuartel de El Milán – «fue una pérdida de tiempo»– y entró en varios despachos de abogados hasta que puso el suyo propio en 1985.
Más allá de su trabajo, su pasión ha sido la música y eso porque fue tuno y ahí con el recuerdo se explaya y le brillan los ojillos, en los que no puede disimular lo mucho que ha disfrutado de estudiantina. «Mi frustración es no haber estudiado música. El piano lo aporreo y la cuerda siempre de oído». Ha tenido una enorme colección de 120 instrumentos musicales «aunque los regalé casi todos cuando murió mi hijo Antonio».
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Ha recorrido Europa entera y América, «todo con la tuna e incluso me he hecho dos veces España en autostop, vestido de tuno».
Desde su casa mira al Naranco. Ahora que ya está jubilado asegura que ve series como 'Black Rabbit' aunque «la serie más divertida de todas la protagoniza Vicente Vallés en el informativo de las nueve de la noche de Antena 3, porque cada día hay una sorpresa». Socarrón, ya liberado, afable y cercano.
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