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Aspecto del retablo mayor del templo, ya sin andamios. A. PIÑA
El retablo de la Catedral, al descubierto

El retablo de la Catedral, al descubierto

Retiran los andamios de esta joya del tardogótico tras su limpieza, y prosigue la obra de los nuevos sepulcros en la capilla de Covadonga

D. LUMBRERAS

OVIEDO.

Miércoles, 13 de diciembre 2017, 01:23

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La limpieza del retablo mayor de la Catedral, uno de los más importantes de Europa y joya del estilo tardogótico hispanoflamenco, concluyó ayer tras la retirada de los últimos andamios. «Ha quedado perfecto, limpio, estupendo», comentó, muy satisfecho, el deán del templo, Benito Gallego.

El trabajo, realizado por el restaurador madrileño Pablo Klett con la colaboración de la pintora gijonesa Belén García Montoya, comenzó el pasado 20 de noviembre. Era la primera limpieza que se realizaba desde hace 24 años, cuando se puso a punto con motivo de la célebre exposición 'Orígenes, arte y cultura en Asturias, siglo VII-XV'. Tras andamiarlo y examinar su estado, Klett y Montoya procedieron a adecentarlo. Emplearon, explicó el primero, dos técnicas a la vez, aspiración y brocha, con sumo cuidado porque «si te pasas de aspiración, puedes levantar un trozo de pintura y hay peligro de desprendimiento».

Siguiendo al restaurador, el deán valoró que la estructura del retablo «está bastante bien». Ahora queda que Klett entregue al Cabildo y a la Consejería de Cultura un informe final con pautas para ejecutar un mantenimiento periódico. Y también, indicó el religioso, tomarle «fotografías dignas».

Doce metros de altura

El retablo, de doce metros de alto, fue empezado a construir por Girante de Bruselas en 1511 y lo finalizaron Juan de Balmaseda y Miguel Bingeles en 1531. Está dividido en veintitrés escenas, que relatan toda la vida de Jesucristo desde su Nacimiento hasta su Resurrección, y también pasajes biográficos de la Virgen María, como su Asunción.

Queda por concluir otra obra en la Catedral, la construcción de dos sepulcros para obispos en la capilla de Covadonga, con un presupuesto de «unos 20.000 euros». Se trata en realidad de una ampliación, pues ya descansan allí prelados como el último en fallecer en la diócesis, Francisco Javier Lauzurica (1949-54). Gallego informó de que ha habido algún problema con la humedad y aún queda «menos de medio metro» de roca del que ocuparse. También confirmó que al arzobispo emérito, don Gabino Díaz Merchán, «le gustaría estar a los pies de la Santina».

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