Rock and roll que conquista el corazón

La noche más rockera prometía no defraudar y así fue. Padres con hijos, grupos de amigos y parejas asistieron al concierto de Loquillo e Ilegales ayer para «darnos un capricho, aunque sea domingo». En total, 3.600 personas disfrutaron de la penúltima jornada mateína con música en directo en el recinto de La Ería. Un espacio donde ya una hora antes de la prevista -retrasada, por cierto, treinta minutos por la ampliación del horario de los bares- se llenaron las primeras filas con los más incondicionales. «Vinimos a Hombres G el jueves y no podíamos faltar a otro de los clásicos de nuestra época», aseguró un grupo de amigos con ganas de cantar los temas de «cuando éramos jóvenes».

Un redoble de tambores, a las nueve y diez, elevó al máximo las ansias del público por la salida de Loquillo y su banda. Móviles en alto para captar la entrada y muchos aplausos. Diez luces que cambiaron entre el azul y el blanco en el escenario y comenzó el concierto. De negro, Loquillo saltó al escenario y se paseó dando la bienvenida. 'Los buscadores' fue la canción escogida por el cantante para abrir la noche. «Leales a su clan», así fueron, tal y como cantaba el artista, su público más fiel.

Y seguidamente, bailando sobre el escenario, continuó con el repertorio. Su canción 'Sol' levantó los ánimos de los presentes que saltaban y bailaban. Él no dejó de moverse, haciendo gala de su buena forma, y llevó al público a su 'Planeta rock'. También reivindicó 'La libertad' en un grito a que «nadie sea más que nadie».

«Salud y rock and roll tengamos todos» fueron sus primeras palabras dedicadas al público, para introducir la canción del mismo nombre. Presentó también 'Cruzando el paraíso', algo parecido al lugar donde se encontraban aquellos que presenciaron el concierto. Y la gente se volcó con uno de sus clásicos: 'El rompeolas'. El público cantó lo más alto que pudo todas las estrofas de la canción, quitándole el protagonismo, mientras él fumaba sobre el escenario. Otra de las grandes ovaciones se la llevó Igor Paskual, el gijonés del grupo tocando en su tierra.

Así hasta las dieciocho canciones para dejar paso al otro plato fuerte de la noche. De la tierra para la tierra, Ilegales se subió al escenario a las once y cuarto para deleitar con más de una treintena de canciones a su público. Se dice que nadie es profeta en su tierra, pero no llegó a cumplirse durante la noche de ayer. Y más, cuando uno celebra cuatro décadas sobre los escenarios. «Hace ahora unos fugaces cuarenta años tres músicos jóvenes formaron Ilegales. En aquella época se hablaba de nosotros los pronósticos eran malos. Convencidos de que ser manso es peligroso, hemos llegado hasta aquí cuarenta años después», agradeció su vocalista, el ovetense Jorge Martínez.

Oviedo pudo escuchar ayer 'Rebelión' o 'Chicos pálidos', después de que el grupo asturiano abriera una noche tan especial con 'Tantas veces'.