Ritmo frenético que «merece la pena»
Diego Javita. Hostelero ·
Rosana suárez
Viernes, 9 de septiembre 2022, 10:18
Son días de «trabajo sin respiro». San Mateo se vive en la calle y los hosteleros tienen una actividad frenética. Desde esta tarde, tras el pregón de apertura y el chupinazo en la Casa Consistorial, la plaza de la Catedral, Porlier, el Campo San Francisco y el parque Truébano serán escenarios protagonistas de las fiestas mateínas con las casetas –ya instaladas y preparadas para abrir–, que sustituyen desde el año pasado a los tradicionales chiringuitos.
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En el casco antiguo, donde late la vida nocturna todo el año, los bares, locales de copas y restaurantes de siempre comparten protagonismo con estas instalaciones. Allí Diego Javita mira al cielo pues sabe que, en buena medida, el éxito de San Mateo dependerá de la climatología. Ubicada en la que considera «la mejor zona» está la caseta que lleva el nombre de uno de sus negocios de restauración, El Bosque de Javita, famoso por haberse hecho con el campanu de Asturias de este año tras pagar 13.200 euros. También el de 2021, que se subastó en 10.300 euros.
Bocadillos de carne de ternera asturiana IGP y quesos artesanales asturianos serán parte de su oferta gastronómica, una de las grandes atracciones en los festejos de la capital asturiana. Las terrazas y casetas caldean el ambiente y también ayudan a reponer fuerzas a los incansables mateínos. La «movida» está en la calle, se vive tanto de noche como de día y «apenas hay tiempo para descansar», explica Javita. Mucho esfuerzo y sacrificio a sus espaldas que «merece la pena».
Natural de Cangas del Narcea, hijo y sobrino de hosteleros, durante catorce años compaginó la docencia con la hostelería. En su mente ya hay nuevos proyectos y no descarta «volver al pueblo» y abrir un restaurante donde empezó con sus padres.
Por segundo año, la caseta hostelera de El Bosque de Javita se encuentra ubicada en la plaza de Porlier, uno de los lugares más transitados tanto por los jóvenes como por los más mayores. No fue decisión suya, un sorteo realizado el pasado año eligió qué hosteleros ocupaban las cuarenta casetas de San Mateo. Un total de 121 entidades pugnaron por estos equipamientos festivos que obtendrían una concesión por tres años. Además, la plaza de la Catedral cuenta con cuatro casetas a las que optaron ocho colectivos sociales.
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Más de tres décadas llevaban los chiringuitos de San Mateo saliendo a la calle para divertimento de jóvenes y mayores, convertidos en una de las señas de identidad de las fiestas. En 1983, el Ayuntamiento, bajo el gobierno del socialista Antonio Masip, decidió importar uno de los distintivos de las fiestas de Bilbao. Las famosas 'txosnas' (chozas) vascas llegaban a Oviedo como una serie de chiringuitos para animar el casco antiguo de ciudad, a cargo de diferentes asociaciones sociales y políticas. Un «producto» diferente con ambiente, música, comida y bebida.
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