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«San Mateo no es el patrón pero es un intercesor cercano para Oviedo»
El deán Benito Gallego preside la eucaristía en la Catedral, abarrotada de fieles que veneraron el Santo Sudario
Pocas veces se puede observar la Catedral con un lleno tan glorioso como el de hoy, en la festividad de San Mateo y el final de la Perdonanza. La tradición en Oviedo recupera el pulso tras años en los que todo lo relacionado con la Iglesia Católica había pasado a un segundo plano.
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Casi dos mil fieles se pusieron sus mejores ropajes para asistir a dos cosas, la misa de San Mateo como remate de las fiestas, la conclusión de la Perdonanza con la que muchos se ganaron la indulgencia plenaria (el perdón de todos sus pecados) tras haberse confesado, comulgado y rezado por las intenciones del Papa, asistiendo a misa desde el pasado domingo, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, hasta ayer día de San Mateo; y, además, recibir la bendición del Santo Sudario (una de las reliquias más importantes de la cristiandad junto con la propia Cruz de Cristo -Lignum Crucis-, cuyo trozo más grande está en Liébana, y la Sábana Santa de Turín) que los presentes en la Catedral recibieron con especial devoción al acabar la misa, oficiada y presidida por el deán de la Catedral, Benito Gallego, en compañía del Cabildo de la Catedral y varios párrocos de Asturias.
En los primeros bancos del templo, en el que no cabía un alfiler e incluso se llenó hasta la mitad la capilla del Rey Casto para atender al culto, la Corporación municipal liderada por el alcalde, Alfredo Canteli, aunque sin la participación de los tres concejales de IU; y el presidente de la Sociedad Ovetense de festejos (SOF), Felipe Díaz-Miranda, junto a su junta directiva y colaboradores.
Detrás, la esposa del regidor, Marta Suárez, y el presidente del PP regional, Álvaro Queipo, acompañado de otros diputados regionales como el vicepresidente de la Junta, José Agustín Cuervas-Mons, y parte de la Corporación municipal de Torrevieja, ciudad hermanada con Oviedo.
Benito Gallego en su prédica se refirió al perdón, la reconciliación de la Cruz como «símbolo del amor de Dios y no sólo de dolor porque la Cruz es una fuente de redención, de perdón y de entrega, generosidad y fortaleza ante el débil. Esperanza más allá de la muerte».
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El deán habló del origen histórico de las fiestas asociadas a San Mateo, que no es patrono de la ciudad pero es un intercesor cercano y poderoso para nuestra ciudad«.
Las paxarinas, a cuatro euros
Las tradicionales paxarinas, unas figuras tradicionales de Oviedo para protegerse de las tormentas, se vendieron ayer como rosquillas a la puerrta de la Catedral. Las figuras realizadas con miga de pan, huevo y teñida con azafrán se venden el día de San Mateo y pueden ser de diferentes formas ya sean humanas o animales.
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