El gochu manda en la mesa en Amieva

Han ido ganando fama con el tiempo, principalmente por el boca a boca de quienes los han descubierto en los últimos años, aunque estos encuentros de Amieva para honrar al cerdo como manjar culinario nacieron allá por 1998 y hace ya tiempo que son mayores de edad. Puede decirse que las Jornadas Gastronómicas de la Matanza, que cada mes de febrero se celebran en Amieva y la zona del Alto Sella, se han convertido no solo en un clásico, sino en un reto para aquellos que presumen de fartones.

Durante todos los fines de semana del mes, quienes se acerquen a alguno de los restaurantes participantes, podrán disfrutar de un menú de nueve platos -uno detrás de otro- elaborados a base de productos de la matanza del cerdo. A saber: sopa de hígado para abrir boca, pote de berzas de segundo, un poco de boroña, manos de cerdo, un buen plato de callos -qué ricos están con unas patatas fritas-, boronzu fritu, lengua, picadillo para ir cerrando el espectáculo y lomo como fin de fiesta porcino. El menú incluye postres caseros, vino y café. ¿El precio? 27 euros los adultos, 13 los niños. No tema quedarse con hambre.

Esta celebración, que ha sido declarada Fiesta de Interés Turístico del Principado de Asturias, reúne cada vez a más adeptos, que hasta se organizan en autobuses para celebrar por todo lo alto al cerdo, disfrutar de la buena mesa y no preocuparse del volante a la hora de volver a casa. Puede anotarse si lo desea los cinco establecimientos participantes y sus teléfonos: Restaurante Alto Sella (985 944 903); Camín de Beyos (985 944 698); Casa Benigna (985 843 106); Casa Severa (620 134 533), y Puente Dobra (985 848 342).

No es la de Amieva la única cita gastronómica de este fin de semana, porque en Mieres las celebran de dos en dos: por un lado, las V Jornadas de la carne de Xata Roxa, donde diferentes establecimientos hosteleros ofrecerán sabrosos menús a base de carne de vacuno asturiana. Pero es que, además, más de 20 restaurantes de todo el concejo celebran también las Jornadas de la chuletilla de Ternasco de Aragón. El cordero, también en su máxima expresión.