Las facturas que Villa cargó al SOMA incluyen agendas escolares y bolígrafos

Entre los gastos de su día a día que José Ángel Fernández Villa cargaba al SOMA hay productos y servicios de todo tipo. Desde libros, con una variedad de temas que van desde la literatura política a la deportiva pasando por la narrativa, hasta turrones, pasteles o vinos. El sindicato minero reclama ahora a su exdirigente 430.000 euros por estos manejos.

Según se recoge en las facturas que Fernández Villa cargó al SOMA, reveladas por EL COMERCIO, gastó hasta 6.000 euros en la compra de libros. Los tickets detallan algunos de los títulos. Por ejemplo, 'Correr', en el que Jean Echenoz relata la vida del legendario atleta Emil Zátopek, por el que abonó 14,5 euros. Ese mismo día también pagó 17 euros por la obra de Murakami 'De que hablo cuando hablo de correr'.

También hay títulos de temática política. 'Así habló Zapatustra', en el que el exdirigente popular Miguel Ángel Rodríguez se refiere al expresidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero, es uno de ellos. Pagó 17 euros. Ese mismo día abonó otros 19,5 euros por 'Adolfo Suárez. Recuerdos prestados'. 'No nos representan' y 'Nosotros los indignados', centrados en el movimiento del 15-M, también están en el listado.

Compras que Villa aprovechaba para proveerse de otros artículos de papelería. Agendas escolares, por ejemplo. E incluso otros gastos menores, como bolígrafos de la marca Pilot, por los que abonó 1,95 euros por cada una de las dos unidades que adquirió.

De las facturas de Villa pueden deducirse algunos de sus intereses gastronómicos. Cafés, por ejemplo. También pasteles, carbayones en concreto, y casadielles. Alguna visita a un restaurante chino de Oviedo en la que desembolsó algo más de 27 euros. En Navidad, turrones, a razón de 11 euros por cada paquete. Una compra que aderezó con vino tinto (85,5 euros) y blanco (18,3 euros).

Libros, música y películas

Los gastos desvelados ayer por EL COMERCIO que el exsecretario general del SOMA cargó al sindicato durante su mandato son de todo tipo. Hasta 6.700 euros corresponden a facturas en restaurantes durante los cuatro años que abarca el informe económico que sustenta la querella. A los 6.000 euros antes mencionados que se destinaron a libros hay que añadir otros 6.400 euros de facturas de un gran almacén en el que también adquiría música y películas. Como informó este periódico en su edición del domingo, predominaba el cine del Oeste.

Hay asimismo 10.000 euros en gasóleo que pasó al sindicato, al tiempo que cobraba gastos por kilometraje. Y reservó 3.700 euros para la compra de perfumes durante los cuatro años que se investigan en esta querella, todos de primeras marcas como Chanel, Boss o Paco Rabanne.

Hay facturas realmente curiosas. El sindicato se hizo cargo de una multa de 77,3 euros tras llevarse la grúa el coche de Villa, aparcado junto al campo de fútbol de El Molinón en enero del año 2010. Ese día el Sporting se enfrentaba al Fútbol Club Barcelona en un partido que se llevaron los visitantes por un gol a cero.

El histórico dirigente minero también pasaba al sindicato gastos de una cuantía mínima. Cafés a poco más de un euro, infusiones, pinchos, bollería o botellines de agua, por ejemplo. Incluso un pacharán que degustó en una terraza situada debajo de su casa y por el que pagó 2,70 euros, 2,50 por la bebida en sí y 20 céntimos por el servicio en el exterior. También un helado que se tomó en Madrid mientras esperaba para tomar un avión, por el que desembolsó 3,1 euros que luego cargó a la cuenta del SOMA.

Puros

Entre 2009 y 2012 el ex sindicalista facturó al SOMA puros de las marcas Montecristo (8,15 euros la unidad) y Cohiba (17,8 euros) por un importe total de 6.500 euros. Los adquiría directamente con las tarjetas de crédito del SOMA que tenía a su nombre para gastos de representación o en efectivo -hay varios tickets de unos 300 euros cada uno, parte de ellos de las tiendas del aeropuerto de Barajas- para luego incluirlos en sus hojas de gastos.

En la contabilidad del sindicato minero constan varios documentos de farmacias y parafarmacias que incluyen productos dietéticos e higiénicos. También adquisiciones electrónicas, como un Ipod con el que se hizo en el aeropuerto de Barajas, donde realizaba muchas de sus compras aprovechando sus viajes a Madrid, que costó 219 euros.

Manuscritos

Todos estos manejos acababan en la contabilidad del sindicato minero, que ahora le reclama hasta el último euro, especialmente aquel del que ni siquiera presentó recibos y solo constan manuscritos de los que en ocasiones José Ángel Fernández Villa no reconoce como suya la letra.

De esta forma, era frecuente que pasara gastos de revistas, cuyo tipo no especificaba, y periódicos. En uno de ellos acredita el pago de 203,5 euros en prensa, a razón de una media de 18,5 euros al día durante once días consecutivos.