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El diputado de ERC en el Congreso de los Diputados, Gabriel Rufián. EP

Sánchez pacta la abstención de ERC y el 'sí' del PNV para prorrogar el estado de alarma

El acuerdo con Esquerra no incluye retomar la mesa de diálogo con la Generalitat, pero puede provocar la ruptura con Ciudadanos

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Sábado, 30 de mayo 2020

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El Gobierno cerró ayer un doble acuerdo con Esquerra Republicana y el PNV para la prórroga del estado de alarma. Los republicanos se abstendrán y los nacionalistas vascos votarán a favor. De esa manera Pedro Sánchez se asegura que el Congreso dará luz verde a la ampliación hasta el 21 de junio.

Los pactos dejan expedito el camino a la ampliación pero puede generar problemas para los socialistas con Ciudadanos, que considera incompatible su respaldo al Gobierno si Sánchez se apoya en Esquerra.

Las negociaciones con los republicanos llevaban abiertas toda la semana y recibieron el impulso definitivo con una conversación ayer por la mañana entre Sánchez y el líder de ERC y vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès. Los republicanos reunieron por la tarde a la comisión permanente de su dirección, que dio el visto bueno a un pacto de seis puntos. El acuerdo con el PNV fue cerrado también ayer por la vicepresidenta Carmen Calvo y el presidente de la formación nacionalista, Andoni Ortuzar.

Aunque en un primer momento se había especulado con ello, el acuerdo con ERC no incluye la gestión por parte de la Generalitat del Ingreso Mínimo Vital en Cataluña, una competencia que ha obtenido el PNV para los Gobiernos vasco y navarro.

El Gobierno se compromete en ambos pactos a que una vez que se alcance la fase 3 del plan de desescalada la condición de autoridad competente delegada, que ahora ostenta el Ministerio de Sanidad, pasará a manos de los gobiernos autonómicos. Solo quedarán fuera de su órbita las medidas referidas a la libertad de circulación.

Otra demanda de Esquerra que se ha visto satisfecha es que el Gobierno catalán, y asimismo el resto de comunidades, cogestionen el fondo europeo de reconstrucción cuando lo apruebe Bruselas.

LOS DATOS:

  • Ingreso Mínimo Vital. El acuerdo no recoge la cesión a la Generalitat de su gestión, como reclamaba ERC y Quim Torra

  • Negociadores. Pedro Sánchez y Pere Aragonès desbloquearon ayer por la mañana la negociación.

  • Ciudadanos. La reacción del partido liberal es aún una incógnita, pero se ha declarado incompatible con Esquerra.

El Gobierno de Sánchez adquiere también el compromiso, «siempre que sea posible», de suavizar en el futuro las medidas anejas al estado de alarma y a desvincular del mismo las medidas económicas y sociales que se adopten para superar los efectos de la crisis sanitaria.

Sin mesa de diálogo

El pacto no recoge la recuperación de la mesa de diálogo sobre el conflicto catalán entre el Gobierno y la Generalitat, una de las principales exigencias de Esquerra y que frustró las negociaciones en la anterior prórroga. Los republicanos adjuntaron al acuerdo un comunicado en el que afirman que, aunque no se recoge explícitamente, «el Gobierno español ha expresado su voluntad de volver a reunir la mesa» cuando se entre en la fase de «nueva normalidad».

Esquerra Republicana se abstuvo en las votaciones de las tres primeras prórrogas, y lo hizo en contra en las dos últimas. El PNV, en cambio, ha sido el aliado más fiel del Gobierno, ha respaldado las cinco ampliaciones y lo volverá a hacer con la sexta.

Sánchez, sin embargo, se va a encontrar con un problema con Ciudadanos porque los liberales nunca se van a sentar en el mismo barco que los independentistas catalanes, como se han encargado de avisar por activa y por pasiva. Su portavoz, Edmundo Bel, fue muy claro en este sentido durante el debate de la anterior ampliación.

La Moncloa daba casi por seguro que mantendría la colaboración de los naranjas, pero eso fue antes de que se conociera el acuerdo con los republicanos. En todo caso, si se produjera una ruptura no tendría consecuencias para que el Congreso diera luz verde a la nueva prórroga tanto si los diez diputados de Ciudadanos se abstuvieran como si votaran en contra. En el primer caso, engordarían las filas del voto en blanco y no alterarían el sentido de la votación. En el segundo, su negativa no sería suficiente para tumbar la renovación porque sus diez votos no cubrirían el hueco de los doce republicanos que votaron no. Y si quedaran dudas, el Gobierno contaría con los seis votos del PNV para conjurar cualquier riesgo.

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