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El president del Govern, Salvador Illa, y la diputada de Aliança Catalana, Silvia Orriols, durante una sesión plenaria, en el Parlament de Cataluña. EP

Las opciones autoritarias ganan posiciones en Cataluña

Un 11% de la población asegura que le da igual un régimen que otro, el nivel más alto de las dos últimas décadas

Cristian Reino

Barcelona

Miércoles, 19 de noviembre 2025, 17:28

La democracia sigue siendo el sistema preferido por los catalanes de forma muy mayoritaria, pero las opciones ultras empiezan a hacerse un hueco cada vez ... mayor. Un ejemplo está en el Parlamento catalán, en el que desde hace un año tienen representación dos partidos de extrema derecha, Vox y Aliança Catalana, con 11 y dos diputados, respectivamente y con perspectivas de crecimiento en ambos casos. Un estudio del ICPS, centro de estudios de la Universidad Autónoma de Barcelona, señala que en 2008, el 93% de la ciudadanía consideraba la democracia como su sistema idóneo de gobierno. Ese porcentaje ha caído once puntos en casi dos décadas.

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En estos momentos, está en el 81%, en el nivel más bajo de la serie histórica, en la misma posición que en 2012, en plena crisis económica tras el estallido de la burbuja inmobiliaria. En dos años, el paro pasó del 7,5% en 2008 al 24% en 2013. El 11% de la población, además, asegura que le «da igual» un régimen político que otro, abonando el terreno a la antipolítica. Este porcentaje es el más alto desde 2008, que estaba en solo un 2%. El 5% de la ciudadanía, asimismo, cree que en determinadas circunstancias una dictadura puede ser preferible al sistema democrático. Hace casi 20 años, la tasa era del 3%. Según el estudio, entre las personas que tienen simpatías por una dictadura y las que se muestran desinteresadas por el tipo de régimen suman cerca de un millón de votantes, sobre un censo electoral de 5,7 millones. La preferencia del sistema democrático se ha debilitado, concluye el estudio. La crisis económica ya no explica el auge de la extrema derecha.

Según los autores del informe, la erosión democrática parece tener un efecto generacional, especialmente entre los jóvenes varones, una tendencia que ya apuntaban sondeos recientes del CEO (el CIS catalán). Mientras el 81% de la sociedad en su conjunto declara su preferencia por la democracia, entre los chicos de 18 a 24 años el porcentaje es 20 puntos inferior, ocho en el caso de las menores de 25 años. En todas las demás franjas de edad se sitúan en torno a la media.

Los jóvenes mostrarían su rechazo al «sistema» declarándose menos partidarios de la democracia. Hay un elemento contestatario, concluye el trabajo del ICPS. La erosión democrática se da, asimismo, en los estratos más desfavorecidos de la sociedad, tanto en lo que se refiere al nivel académico como al estado socioeconómico. La idea de la democracia como una garantía para el progreso social de todos estaría en cuestión, lo que provoca que haya sectores que han perdido la esperanza de mejorar y por tanto les daría igual cuál sea el sistema político porque no ninguno les garantiza el progreso.

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