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Peter Brook contesta a las preguntas de Antonio Gil. O. ANTUÑA

El espacio, la verdad y la vida

El dramaturgo reivindica la observación y curiosidad en el hecho teatral

C. DEL RÍO

Miércoles, 16 de octubre 2019, 02:30

¿Por qué? Una pregunta formulada varias veces por el actor Antonio Gil a su maestro Peter Brook en el Teatro Palacio Valdés de Avilés que no encontró respuesta. Porque si algo quiso dejar claro el dramaturgo Premio Princesa de las Artes 2019 es la sencillez del hecho teatral y la importancia de la observación, la curiosidad y el silencio en su creación. Brook reivindicó la esencia de una disciplina artística que, ante todo, busca conmover. «En el teatro solo se necesita que haya un actor y alguien que le vea. Podemos hacer una obra de teatro en esta mesa. Un espacio es todo lo que se necesita y se puede hacer cualquier tipo de tema con la imaginación del actor», anticipó al principio de una charla que fue adquiriendo tintes filosóficos conforme avanzaba.

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El dramaturgo británico confesó que de niño aspiraba a ser diplomático, corresponsal en el extranjero o agente secreto, profesiones que desvelan su naturaleza curiosa y su ansia por conocer y saber. «Sigo siendo exactamente igual que aquel niño tímido para el que el exterior era fascinante», sobre todo porque se siente parte de «esto tan extraordinario que se llama la humanidad» y eso le permite explorar lo desconocido. Continuamente. Sin descanso. Sacando una pregunta de la respuesta y volviendo a empezar.

No se dedicó a ninguna de esas profesiones, pero sí a una que tiene algo en común con ellas: la observación o, dicho de otra forma, «analizar los secretos y convertirlos en los de todos» una vez destilados. «Un destilador es aquel que toma lo que ve necesario, pero por encima de todo es un guía. Eso es lo más importante» porque un director no tiene las funciones atribuidas por la imaginación popular sino que su labor es «explorar para poder así indicar la dirección llegados a una encrucijada».

«Un director es el que explora para indicar así la dirección llegados a una encrucijada»

En ese laberinto en el que muestra el camino, se necesita un actor que interprete las palabras y logre conmover. Y los silencios, infravalorados, en su opinión. «No hay nada más maravilloso en el teatro que sentir que has conseguido conmover al público. Para eso trabajamos todos», aseveró.

La última producción teatral de Peter Brook es 'Why?' ('¿Por qué?'), representada estos días en la Antigua Fábrica de Armas de Oviedo, acondicionada por la Fundación Princesa de Asturias para las actividades de estos premios. Esta querencia por espacios alejados del teatro convencional responden al gusto del británico por «sentir que ha habido una vida en ese lugar o que sigue siendo un espacio que no ha adquirido su personalidad» y, en el fondo, porque «todo lo que necesitamos (para hacer teatro) es un espacio». Un teatro que para él se basa en el interés que un ser humano despierta en otros al encarnar la palabra. «Somos seres humanos, si fuéramos muñecos no les conmovería de la misma forma», defendió.

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Sí rechazó dogmatizar con la idea «de lo bueno y lo malo, correcto e incorrecto, porque la verdadera pregunta es aquella que tú sientes, que todo el mundo siente, que necesitamos entender, pero cuanto más indagamos, más grande se hace la pregunta. ¿De qué va todo esto? ¿Por qué?», aseguró.

En un plano más terrenal y preguntado ya por cuestiones concretas de su obra 'Why?', explicó que escogió a Vsévolod Meyerhold porque fue un hombre con mucho talento. «Se dedicó a la revolución y después resultó ser demasiado revolucionario porque animaba a la gente a hacer preguntas», trasladó.

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