Premio Princesa de Deportes | Carlos Sainz también se apunta al cachopo
El piloto madrileño de rallyes Carlos Sainz, galardonado con el Premio Princesa de Asturias de los Deportes, aprovechó su visita al Principado para disfrutar de la gastronomía local. El último ganador del Dakar no perdió la oportunidad de cenar un cachopo. Sainz estuvo acompañado por su hijo Carlos junior, que este año compite en la Fórmula 1.
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La cena fue el colofón perfecto a una tarde que dejó varias anécdotas entre los premiados y los numerosos curiosos que se acercaron hasta las inmediaciones del Reconquista. Como la llamada de atención policial a una de las apostadas entre el público, que portaba un extraño artefacto que resultó ser un riel de cortina, y que arrancó pasadas las cinco y media, cuando hicieron su aparición Cristina Fuentes La Roche, directora del Hay Festival of Literature & Arts para Latinoamérica y proyectos internacionales, y María Sheila Cremaschi, su directora para España, en representación del Premio de Comunicación y Humanidades 2020. Una llegada que acompañaron con un divertido «¿Qué buen clima, ¿eh?» y reverencias al estilo japonés.
Allí las aguardaba, por ejemplo, Loli Prieto, natural de Llanes y residente en Lugones, una «monárquica hasta la médula» que lleva más de tres décadas cumpliendo con el rito de acudir al Reconquista «de tiros largos» a recibir a Reyes y premiados.
«Me encanta esta movida. Es lo más», confesaba Loli, quien, en alguna edición anterior de los galardones, tuvo ocasión de cruzar unas palabras con don Felipe y doña Letizia e incluso de acudir como invitada al Campoamor.
Este año se conformará con ver la ceremonia por la tele, pero ayer disfrutó de lo lindo estando a solo unos metros de Carlos Sainz, el galardonado predilecto de esta auxiliar de enfermería apasionada de los rallies. Y el campeón no la defraudó. Porque, tras bajarse de un espectacular Audi RS 6 negro, como si estuviese en uno de los podios que acostumbra a alcanzar, el piloto levantó victorioso los pulgares. Y, tras él, llegó su hijo Carlos, que también era esperado con ganas en Oviedo.
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Solo se hizo el silencio tras un goteo de desembarcos de jurados y patronos como el armador astur-mexicano Antonio Suárez o el presidente de Vocento, Ignacio Ybarra Aznar, para recibir a una representación de los sanitarios que recibirán el Princesa de la Concordia.
Una emoción que se volvió dolorosa ante Teresa López, madre de la médica Sara Bravo López, que solo tenía 28 años cuando se la llevó la covid-19, contra la que luchaba en primera línea desde Mota del Cuervo (Cuenca). Sara murió en el hospital de Alcázar de San Juan (Ciudad Real) y ayer tarde su madre no tuvo fuerzas siquiera para posar en el 'photocall' ante la prensa acreditada.
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